SEFER: DE LIBROS Y AUTORES – Para acercarnos al fenómeno de la Shoá a través de la literatura, contamos con Javier Fernández Aparicio, experto en literatura holocaústica y querido colaborador nuestro en distintos programas con el actual Metaescritura de la Shoá y el añorado Club de Lecturas del Holocausto que realizara junto a nuestro también admirado Javier Quevedo.
Reproducimos el ensayo de Javier Fernandez Aparicio:
Estas fechas, 80 años de la liberación de Auschwitz por parte de tropas soviéticas, son idóneas para reflexionar a través de la literatura sobre quizás el acontecimiento que más ha marcado nuestra historia: la Shoá. Auschwitz fue el campo de concentración y exterminio nazi que se convirtió en el mayor símbolo del horror y la deshumanización durante el Holocausto. La buena literatura ha capturado, preservado y transmitido las historias de quienes vivieron este capítulo oscuro de la humanidad. Lo hicieron desde novelas a relatos testimoniales en clave siempre autobiográfica y con reflexiones sobre la condición humana. Estos autores nos desafían a no olvidar y a mantener viva la lucha por el recuerdo, la justicia y la dignidad humana.
Para la elección de cinco autores imprescindibles, nos hemos basado en los libros mejor valorados en el Club de lectura del Holocausto por sus lectores. Como siempre comentamos a nuestro entender es posible escribir sobre la Shoá desde la literatura, pero hace falta ser exquisitos y no caer en detalles ni patetismos, mucho menos en invenciones o poner en la piel de la víctima que ya no puede hablar. Esto es lo que parece incentivarse en la mala, por lo general, narrativa actual. Vamos con estos cinco autores imprescindibles y sus obras:
Primo Levi – Si esto es un hombre (1947)
Un clásico que nunca envejece. A diferencia de otros testimonios sobre la barbarie nazi, escritos años o incluso décadas después de los hechos, Si esto es un hombre fue redactado en caliente, apenas unos meses después del regreso de Primo Levi de Auschwitz. No obstante, el propio autor consideraba que su obra era más literaria que testimonial. Aunque se basa en hechos reales y no contiene ficción, Si esto es un hombre no aporta información que no se pueda encontrar en otros testimonios más detallados o explícitos, su valor no radica en su contenido descriptivo, sino en su capacidad literaria. A diferencia del testigo, que intenta ofrecer una descripción lo más precisa, objetiva y ordenada posible de lo vivido, Levi fue un escritor literario que asume desde el principio que su tarea no es informar, sino transmitir. ¿Y qué se transmite? Precisamente lo que resulta imposible comunicar de manera directa, aquello que solo quien lo ha vivido en carne propia puede conocer.
Lo hace como si fuera un atestado policial o un informe detallado, pero evitando la tentación del patetismo o la lástima. Desde el principio, Levi se niega a crear una obra morbosa o truculenta, tan común en la literatura del Holocausto. “No lo he escrito con la intención de formular nuevos cargos; sino más bien de proporcionar documentación para un estudio sereno de algunos aspectos del alma humana”, afirma el autor. Levi rehúye la victimización desde la primera frase: “Tuve la suerte de no ser deportado a Auschwitz hasta 1944”. En lugar de lamentarse, se congratula de haber llegado a Auschwitz más tarde que otros. Pero sin duda, la motivación primaria de Levi para escribir es personal: la urgencia de expresarse, de “liberarse interiormente”, de “hablar a los demás”, de hacer que “los demás” comprendan.
Se complementa con La tregua (1963), continuación de Si esto es un hombre donde narra su liberación de Auschwitz y el largo y caótico viaje de regreso, y Los hundidos y los salvados (1986), publicada poco antes de su muerte, que es un potente análisis reflexivo y filosófico del Holocausto, donde analiza el fenómeno de la “zona gris” como espacio moral ambiguo.
Ida Fink – Huellas
Ida Fink siempre tuvo claro que quería escribir sobre su experiencia durante el Holocausto, una decisión que empezó a gestarse en los años inmediatamente posteriores a la tragedia. En la década de 1950, mientras aún residía en Polonia, comenzó a plasmar sus vivencias a través de relatos breves que tenían como trasfondo el exterminio del pueblo judío. Sin embargo, no se atrevió a publicarlos, convencida de que no serían bien recibidos. Además, el dolor y el trauma estaban demasiado frescos, dificultando cualquier intento de compartir su perspectiva. Fue en 1971 cuando finalmente decidió publicar sus narraciones, siempre en polaco, su lengua materna. “Mi lenguaje es mi hogar”,solía decir.
En sus relatos, Fink evita identificar con precisión los lugares donde transcurren las historias. Zbaraz, su pueblo natal, o los nombres reales de aldeas polacas y shtetls nunca aparecen. Sin embargo, las ambientaciones, aunque anónimas, no son ficticias; corresponden fielmente a hechos ocurridos en lugares similares, reconstruidos con la memoria y sensibilidad de la autora. Otro aspecto fundamental de su literatura es su elección de la ficción como forma de expresión. Fink nunca escribió un relato abiertamente autobiográfico, pues no se sentía capaz de exponer directamente lo sucedido ni su propia experiencia personal. Sus relatos, aunque ficticios, no pierden un ápice de verdad. En ellos resuenan ecos de su vida: personajes jóvenes en pequeños pueblos, sueños juveniles destrozados, la música como refugio constante, la soledad de contemplar la naturaleza, conflictos familiares que se diluyen bajo el peso del exterminio, y amistades o primeros amores truncados antes de florecer.
Algunos críticos apodaron a Ida Fink como “la Chéjov del Holocausto” debido a su preferencia por el relato corto, aunque no fue el único género que cultivó, como demuestra su obra El viaje, se completa mejor con Un pedacito de tiempo y otros relatos, otra obra maestra del relato corto en torno al Holocausto como tema.
Imre Kertész – Sin destino
Sin destino es una novela autobiográfica considerada hoy en día una obra maestra de la literatura del siglo XX (le valió el Nobel de Literatura en 2002). Relata la historia de un adolescente judío enviado a Auschwitz y destaca por su singular tono apático, entendido como una aparente impasibilidad emocional ante las terribles experiencias narradas. El protagonista, György Köves, un joven cuya visión del mundo está despojada de los códigos morales tradicionales que sus mayores consideran válidos, no distingue entre buenos y malos; simplemente observa un orden en el que unos dan órdenes y otros las cumplen. Este sistema, donde el asesinato planificado fue solo una función más del organigrama, no fue únicamente impuesto por monstruos, sino aceptado y sostenido por amplios sectores de la población, así, el mundo que describe Kertész sitúa al individuo en un estado perpetuo de indefensión y extrañeza, un ambiente que Kafka ya había anticipado en sus obras.
Aunque inspirada en sus experiencias en los campos nazis, Kertész siempre subrayó que su obra pertenece al ámbito de la ficción, no al testimonio. Este enfoque le permitió adoptar un tono desapegado y objetivo, que contrasta con la brutalidad de los hechos narrados. A diferencia de otros relatos de supervivientes, como los de Primo Levi, que se enfocan en resaltar la inhumanidad de los campos de concentración, Kertész aborda la deportación como un hecho inevitable que debe ser aceptado y al que el individuo puede adaptarse, incluso encontrando destellos de felicidad. Esta aceptación del mal radical por parte de la víctima, junto con la capacidad de experimentar alegría en medio de la adversidad, genera en el lector un profundo desasosiego y una reflexión que trasciende la denuncia directa de la brutalidad. De Kertész son también recomendables otros libros entre la narrativa (Kaddish por el hijo no nacido, Fiasco o Liquidación) y el puro ensayo (Yo, otro, crónica del cambio; Dossier K, El espectador).
Patrick Modiano – Dora Bruder 1997)
Dora Bruder es una obra que comenzó a germinar en la mente de Patrick Modiano en 1988. En ese año, mientras buscaba material para su novela Viaje de novios (publicada en 1989, y en España en 1991), encontró un anuncio en el periódico Paris-Soir del 31 de diciembre de 1941. En este anuncio, unos padres buscaban a su hija de 15 años, Dora Bruder, quien había escapado de un internado de monjas. Años después, Modiano identificaría ese nombre con el de una joven deportada a Auschwitz en septiembre de 1942, según el listado recopilado por Serge Klarsfeld en su obra Le mémorial des enfants juifs déportés de France (1995).
Modiano quedó profundamente impactado por el vacío que rodeaba la vida de esa niña, cuya existencia parecía resumirse en un anuncio en un periódico, una fecha de nacimiento y su aparición en un listado histórico. Esa ausencia lo atormentaba. Tras años de investigación y escritura, decidió dar forma a Dora Bruder, integrando dos elementos que marcan toda su obra: la incertidumbre en torno a hechos concretos y el eco de su propia infancia alternando entre el presente y el pretérito perfecto, lo que le permite anclar la narración en su experiencia personal y proyectar una conexión íntima con los hechos que relata. A través de este enfoque, Modiano viaja entre su presente de 1997, sus recuerdos de 1965 y lo poco que se conoce de Dora Bruder entre 1941 y 1942. Estos tres planos temporales se entrelazan a través del narrador, los lugares descritos y los recuerdos personales que se entremezclan con la vida imaginada de Dora Bruder.
El estilo de Modiano casi fotográfico. En esta analogía, él es el fotógrafo y Dora Bruder es quien posa frente a la cámara por unos instantes. Modiano intuye cómo pudieron suceder las cosas, aunque los datos verificables son mínimos. Para contextualizar su narración, recurre a citas de otras obras que evocan el París de aquellos años, un tiempo marcado por la locura y el horror. Estas referencias incluyen menciones a escritores prometedores asesinados, cartas desgarradoras dirigidas al prefecto de policía rogando por la libertad de las víctimas, o las últimas palabras escritas por un judío deportado, consciente de su trágico destino. Incluso el recuerdo de su padre detenido junto a él en un coche policial se entrelaza en la narrativa. También recomendables, en torno a la Shoá y el régimen de Vichy en Francia, Trilogía de la Ocupación, Calle de las Tiendas Oscuras, Recuerdos durmientes o La hierba de las noches, entre una magna obra del Premio Nobel de Literatura de 2014.
Zofia Nałkowska – Medallones
Quizás una de las obras más significativas y conmovedoras de la literatura testimonial sobre el Holocausto. Escrita por Zofia Nałkowska como colección de relatos breves que documentan las atrocidades cometidas durante la ocupación nazi en Polonia, sirven como testimonio del sufrimiento humano, al mismo tiempo que plantea profundas reflexiones éticas y filosóficas sobre la condición humana. Nałkowska fue una destacada escritora y activista polaca, formó parte de la Comisión Principal para la Investigación de los Crímenes Alemanes en Polonia tras la Segunda Guerra Mundial. Este contexto influyó directamente en la creación de Medallones, ya que muchas de las historias narradas se basan en testimonios reales recopilados por la autora.
No se limita a ofrecer una mera crónica de los hechos; su escritura combina la precisión documental con un estilo literario sobrio y conmovedor, lo que otorga a la obra un impacto emocional y ético profundo. El libro consta de ocho relatos breves, cada uno de los cuales presenta una historia independiente, pero todos comparten el tema central de los crímenes nazis y sus consecuencias. Estos relatos incluyen testimonios de víctimas, perpetradores y testigos, lo que permite una visión multifacética de los horrores de la guerra, pero con un estilo deliberadamente sobrio y contenido. Su prosa evita adornos y florituras, reflejando la crudeza de los hechos narrados.
Otro tema introducido es la responsabilidad y la culpa colectiva en los crímenes, no solo los perpetradores directos son responsables, sino también aquellos que permitieron o ignoraron las atrocidades. Este cuestionamiento ético se manifiesta especialmente en relatos como “Profesor Spanner”, donde se describe la macabra fabricación de jabón a partir de cuerpos humanos.