EL TRAZO ERRANTE – Alicia Perris nos habla de las conmemoraciones (que no celebraciones) de la historia de los judíos en Venecia y la exposición que recuerda los 500 años del Ghetto de la ciudad de Marco Polo y nos dice “Venecia es una ciudad proteica, que albergó el sueño eterno de grandes compositores como Stravinsky y vio nacer a personajes paradigmáticos como Giacomo Casanova o Antonio Vivaldi. Y La Fenice y el Carnaval. Imbuida de la influencia de Constantinopla fue bizantina, pero la ciudad de los dogos es sobre todo una geografía cosmopolita y universal. Además tiene y tuvo su lado judío, palpitante y único. A propósito de los 500 años de la implantación del primer lugar de segregación en la historia, del “ghetto” (del dialecto veneciano” getto”, que hacía referencia a una antigua fundición de metal), se conmemora esta separación de los descendientes de Moisés del “corpore civitatis” (cuerpo de la ciudad), en Cannaregio, uno de los seis sestieri capitalinos.
Napoleón Bonaparte en su victoriosa campaña en Italia quemó las puertas del ghetto y liberó completamente a sus habitantes, que antes debían residir en él durante el día y llevar un gorro amarillo para identificarlos en su condición de hebreos. Mahler revive bajo la dirección de Omaer Neir Weller en La Fenice y Shylock recobra impulso en una representación de El Mercader de Venecia en el ghetto, a los 400 años del recordado aniversario de Shakespeare. Si el ghetto de Varsovia fue un espacio de muerte, en el de Venecia se vivía y se creaba.
En el Palacio Ducal de Venecia, la exposición Venecia, los hebreos y Europa pretende describir las relaciones establecidas con el resto de la ciudad y con otros barrios hebraicos y no solo italianos sino también europeos. Es una investigación sobre el área específica de los 3 ghettos (el Nuevo, el Viejo y el Novísimo) y una reflexión sobre los cambios culturales, las habilidades artesanales y los oficios que la comunidad judía compartió con la población cristiana y otras minorías presentes en este centro mercantil de extraordinaria relevancia.
Distribuidos en 10 secciones y en las 11 salas de los apartamentos del Dogo, hay diseños dibujos, libros y documentos que permiten recordar las circunstancias del largo periodo de intercambios. Una muestra muy al día en medios y tecnología, que festejamos con un bussulai (aunque no sea koscher) empapado en canela y el ecuménico Gloria de Antonio Vivaldi para despedirnos, con la orquesta de Cámara de Armenia, para seguir con el cosmopolitismo. ¡Lejaim!