A FONDO – “No me toquen a mis judíos” había dicho la reina Isabel poco tiempo antes de emitir, junto a Fernando de Aragón, el Decreto de Expulsión que llevo al exilio a los judíos de Sefarad. El historiador Isidro González analiza los antecedentes y causas de la Expulsión -no tanto económicas (sólo unos pocos judíos eminentes eran ricos, el resto formaba parte de la clase media-baja de aquella sociedad medieval, aclara González), como de cohesión estatal a través de la unificación religiosa-, esa decisión de unos reyes que pensaban que los judíos en su mayoría iban a convertirse al catolicismo.
Lo hicieron aproximadamente la mitad de ellos, los demás tuvieron que dejar su patria -“unos españoles expulsaban a otros españoles”- para, siempre con un sentimiento único en el mundo de lealtad y amor, de conservación de idioma y costumbres- soñar con el regreso.