UNA MIRADA A LA HISTORIA – Farhud es una palabra en árabe que significa “expropiar, desposeer por la fuerza”, aunque lo que sucedió el 1 y 2 de junio de 1941, hace ahora 80 años, podría mejor equipararse a un pogromo contra los judíos de Bagdad en Irak, y guarda algunas similitudes con La Noche de los Cristales Rotos (Kristallnacht) que tuvo lugar tres años antes en Alemania y Austria.
Los disturbios se produjeron durante el vacío de poder posterior al colapso del gobierno pronazi de Rashid Ali, mientras la ciudad estaba en un estado de inestabilidad después de la victoria británica en la guerra anglo-iraquí. Durante un breve período, este gobierno golpista había generado una euforia nacionalista, a la que se sumó la acusación de que los judíos iraquíes habían ayudado a los británicos. Durante los sucesos murieron más de 180 judíos y un millar resultó herido. No sólo eso: se estima que entre 300 y 400 manifestantes no judíos murieron en el intento de sofocar la violencia, los saqueos de propiedades judías y la destrucción de 900 hogares judíos.
El Farhud tuvo lugar durante la festividad judía de Shavuot, razón por la cual -hasta el día de hoy- muchos descendientes de esta diáspora no se suman a la alegría de la celebración. Hay quien valora la masacre como parte del Holocausto, aunque dicha comparación ha sido cuestionada. El evento estimuló la migración de judíos iraquíes fuera del país, aunque también se discute una conexión directa con el éxodo judío de Irak que se produjo en 1951, ya que muchos de los que emigraron en 1941 regresaron poco después al país.
El Farhud, en definitiva, supuso un tremendo golpe moral para los judíos de Bagdad que llevaban viviendo relativamente en paz con sus vecinos musulmanes en la ciudad durante muchos siglos, aunque en el pasado hubo numerosos decretos promulgados que ordenaban la destrucción de sinagogas, y algunas conversiones forzadas al Islam.
Pongámonos en antecedentes. Desde la derrota del Imperio Otomano en la Primera Guerra Mundial, la Liga de Naciones (predecesora de las Naciones Unidas) otorgó el mandato de Irak a Gran Bretaña. Después de que el rey Ghazi, que heredó el trono de Faisal I, muriera en un accidente automovilístico en 1939, Gran Bretaña instaló a Abdala como regente gobernante de Irak.
En 1941, los aproximadamente 150.000 judíos iraquíes participaban en muchos aspectos de la vida iraquí, incluida la agricultura, la banca, el comercio y la burocracia gubernamental. El año anterior, el nacionalista iraquí Rashid Ali fue nuevamente nombrado primer ministro y en ese mandato intentó aliarse con las potencias del Eje (es decir, Alemania, Italia y Japón) para eliminar la influencia británica en el país, aprovechando el trasfondo de anti-anglicismo generalizado entre la población desde una revuelta histórica en 1920.
Además, entre 1932 y 1941, la embajada alemana en Irak, encabezada por el Dr. Fritz Grobba, apoyó de forma decidida los movimientos antisemitas y fascistas, trayendo a intelectuales y oficiales nazis como invitados y publicando material antisemita en los periódicos. La embajada alemana compró el periódico Al-alam Al-arabi (“El mundo árabe”) que publicó, además de propaganda antisemita, una traducción del Mein Kampf, el libro escrito por Hitler, en árabe. La embajada alemana también apoyó el establecimiento de Al-Fatwa, una organización juvenil basada en el modelo de las Juventudes Hitlerianas.
Finalmente, en 1941 un grupo de oficiales iraquíes pronazis, conocido como el “cuadrado de oro” y dirigido por el citado Rashid Ali, dio un golpe de estado que gozó de un importante apoyo popular, especialmente en Bagdad. El nuevo gobierno iraquí se enfrentó a los británicos por los términos del tratado militar impuesto a Irak en la independencia y que les otorgaba derechos ilimitados para colocar tropas en el país. Se produjeron algunos enfrentamientos mientras los nazis enviaron 26 cazas bombarderos para atacar la base aérea británica.
Cuando el 30 de mayo los británicos llegaron a Bagdad, los partidarios de Rashid Ali escaparon a la Alemania nazi y al día siguiente el regente depuesto volaba a Bagdad para recuperar su puesto. Para entonces ya habían comenzado los desmanes, incitados por la radio local y Radio Berlín, que transmitían habitualmente propaganda antisemita en árabe. En las paredes se escribían varios lemas antijudíos de camino a la escuela, como “Hitler está matando a los gérmenes judíos”. En las paredes de las tiendas propiedad de musulmanes se escribía ‘musulmán’ para que no fueran atacadas en caso de disturbios antijudíos. Por el contrario, las casas de los judíos fueron señaladas con palmas de mano de color rojo.
Dos días antes del Farhud, un ministro del gobierno que se proclamó gobernador de Bagdad, convocó al rabino Sasson Khaduri, el líder de la comunidad, y le recomendó que los judíos permanecieran en sus hogares durante los próximos tres días como medida de protección. Por entonces circulaba incluso el falso rumor de que los judíos usaban radios para señalar a la fuerza aérea británica dónde dejar caer sus bombas y que distribuían propaganda británica.
Según el gobierno iraquí y fuentes históricas británicas, la violencia comenzó cuando una delegación de judíos iraquíes llegó al Palacio de las Flores para reunirse con el regente Abdula, y fueron atacados en el camino por una turba árabe iraquí cuando cruzaban el puente Al Khurr. El desorden y la violencia de los iraquíes se extendieron rápidamente a otros distritos y empeoraron al día siguiente, cuando elementos de la policía comenzaron a unirse a los ataques contra la población judía, en los que se incendiaron sus tiendas y una sinagoga. Sin embargo, hay quien sugiere que lo que desencadenó los disturbios fue una predicación antijudía en una mezquita y que la violencia fue premeditada (aprovechando que los judíos estaban en sus casas celebrando la fiesta bíblica de Shavuot) y no un estallido espontáneo. El orden no se restableció hasta que las tropas británicas impusieron un toque de queda, tras demorar el embajador británico el cumplimiento de las órdenes del Foreign Office para actuar contra las turbas árabes atacantes.
El número exacto de víctimas es incierto. Algunas fuentes dicen que murieron unos 180 judíos iraquíes y unos 240 resultaron heridos, 586 negocios propiedad de judíos fueron saqueados y 99 casas judías fueron destruidas. Otros relatos afirman que casi 200 murieron y más de 2000 resultaron heridos, mientras que 900 hogares judíos y cientos de tiendas propiedad de judíos fueron destruidos y saqueados. El Centro de Herencia Judía de Babilonia con sede en Israel sostiene que además de 180 víctimas identificadas, alrededor de otras 600 no identificadas fueron enterradas en una fosa común. A pesar de la disparidad en las cifras, hay un elemento que aparece en la mayoría de los relatos del Farhud y es la acción de algunos buenos vecinos: los judíos de barrios mixtos tenían más posibilidades de sobrevivir a los disturbios que aquellos en áreas uniformemente judías.
Una semana después de los disturbios, el 7 de junio, el gobierno monárquico iraquí reinstalado estableció un Comité de Investigación para investigar los hechos, como resultado del cual muchos iraquíes fueron exiliados, cientos fueron encarcelados y ocho condenados a muerte. Para algunos, el Farhud marcó el punto de inflexión para los judíos de Irak. Otros historiadores, sin embargo, ven el momento crucial para la comunidad judía iraquí mucho más tarde, entre 1948 y 1951, ya que las comunidades judías prosperaron junto con el resto del país durante la mayor parte de la década de 1940,y muchos judíos que abandonaron Irak después del Farhud regresaron al país poco después y la emigración permanente no se aceleró significativamente hasta 1950-51. Sea como sea, el Farhud marca el comienzo de un proceso de politización de los judíos iraquíes en la década de 1940, principalmente entre la población más joven, como resultado del impacto que tuvo en las esperanzas de integración a largo plazo en la sociedad iraquí. Inmediatamente después del Farhud, muchos se unieron al Partido Comunista Iraquí para proteger a los judíos de Bagdad, pero no querían salir del país y más bien buscaban luchar por mejores condiciones en el propio Iraq. Al mismo tiempo, el gobierno iraquí que había asumido el poder después del Farhud tranquilizó a la comunidad judía iraquí y la vida normal pronto regresó a Bagdad, que vio una notable mejora de su situación económica durante la Segunda Guerra Mundial.
Sólo después de que el gobierno iraquí inició un cambio de política hacia los judíos iraquíes en 1948, reduciendo sus derechos civiles y despidiendo a muchos empleados estatales judíos, el Farhud comenzó a ser considerado como algo más que un estallido de violencia instigado por influencias extranjeras. El 1 de junio de 2015 fue el primer Día Internacional del Farhud instituido por Naciones Unidas.