A Barranquilla
LOS PASOS DE SEFARAD EN EL NUEVO MUNDO, CON DAVID ROSENTHAL – Barranquilla, a orillas del rio Magdalena, se convirtió rápidamente en un punto clave para el comercio y para la llegada de “extranjeros” que buscaban hacer fortuna en la nueva nación Colombia. A esta ciudad, se le conoció como “Ciudad fenicia”, pues sus vecinos se encargaron de importar y exportar diversos productos, más que a cualquier otra profesión como las artes, las letras o las ciencias. Quienes arribaron al mítico y místico “Puerto Colombia” eran ingleses, holandeses, alemanes, franceses, daneses y por supuesto dentro de estas nacionalidades, una parte eran judíos. Todos estos extranjeros hicieron fortuna en estas tierras y se asentaron, y otros, en cambio, retornaron a su lugar de procedencia. Los judíos que se asentaron en Barranquilla a principios del siglo XIX eran sefardíes con pasaporte holandés, inglés o francés. Sus ancestros habían sido expulsados de España y Portugal, en 1492 y 1497 respectivamente, y se habían asentado en ciudades principales europeas como Amberes, Ámsterdam, Bayona, Burdeos, Londres y Hamburgo. Asimismo, una importante cantidad de judíos sefardíes asentados en principio en Ámsterdam habían emigrado al exótico e inexplorado Nuevo Mundo y asentado en lugares exóticos del Caribe, como Curaçao y Jamaica. Allí se encargaron de suministrar hacia el siglo XVIII de forma “ilegal” todo tipo de mercancías –contrabando– a los habitantes de la América española y a su vez de enviar a Europa los más interesantes productos del Novum Mundum.
A Barranquilla a mediados del siglo XIX arribaron de Holanda, Alemania, Inglaterra, Francia, Curazao, Saint Thomas, Jamaica y otras Antillas del Caribe, judíos sefardíes, en donde la presencia judía, a veces era incluso mayoría dentro de la colonización europea. Asimismo empiezan a llegar askenazíes, principalmente de Alemania. La kehilá barranquillera tuvo su primer rabino sefardí en 1900: fue el cónsul de los Países Bajos –Holanda– Moisés de Sola quien, además de funcionar como diplomático, dirigió esta precoz comunidad. Importantes hombres judíos fueron actores fundamentales del desarrollo de esta ciudad y de Colombia en general, como Juan Bernardo Elbers, Jacob Cortissoz Pinto y Ernesto Cortissoz Álvarez-Correa, este último fundador de Scadta (es decir la primera compañía comercial de transporte aéreo de toda la región) fueron próceres de la industria y el comercio colombiano y latinoamericano.