LOS PASOS DE SEFARAD EN EL NUEVO MUNDO, CON DAVID ROSENTHAL – Los judíos sefardíes habían cruzado el Océano Atlántico con destino a América en las naves españolas, muchos de ellos transformados en futuros colonos, siendo algunos funcionarios de la corona, marinos, comerciantes, etc. Su visión era conquistar algo de tierra para así fundar su hogar. En los Archivos de Indias tanto de Sevilla como de los virreinatos puede comprobarse el listado del flujo migratorio desde Europa a América y su traslado a todo el continente.
Al fundarse la Provincia de Honduras y señalándose como su capital la ciudad de Comayagua, varios de estos sefardíes se establecieron aquí, luego fueron repartiéndose por el territorio hondureño a medida que iba creciendo en importancia comercial, como política entre los siglos XVII y XIX. Fue en la administración conservadora del capitán general José María Medina cuando el Congreso Nacional emitió una Ley de Inmigración, que data del 26 de febrero de 1866, lo que permitió que los extranjeros que quisieran residir en el país lo hicieran. La Constitución Política de 1876 reflejó la importancia de la inmigración en el territorio nacional de personas de América del Norte, debido a los resultados de la Guerra de Secesión estadounidense de 1860.
El municipio de Trinidad en el Departamento de Santa Bárbara tiene profundos antecedentes históricos judíos y se relaciona con la sociedad judía según investigaciones realizadas. Existen varios municipios con los mismos antecedentes sefardíes, aunque están mucho más cristianizados. La comunidad de Trinidad fue fundada en 1794 y, según la tradición oral de sus pobladores, se afirma que son descendientes de sefarditas que originalmente poblaron esta zona a finales del siglo XVIII. De hecho, los apellidos y rasgos físicos de sus habitantes coinciden con el patrón de ese posible origen. Esta teoría cobró más fuerza ante las declaraciones de Shimon Agour, embajador de Israel, quien afirmó dicho linaje. Los habitantes de Trinidad afirman esto y hasta han nombrado calles con nombres relacionados al judaísmo. En Honduras, existen apellidos sefardíes bastante difundidos hasta día de hoy, como Anchecta, Arias, Behar, Benveniste, Bueso, Caballero, Cáceres, Calderón, Carbajal, Carmona, Castellanos, Castro, Curiel, Chávez, David, De Toledo, Domínguez, Enamorado, Espinoza, Fajardo, Fernández, Fuentes, Gómez, Guzmán, Hernández, Lara, Leiva, Lemus, López, Luna, Miranda, Navarro, Núñez, Pardo, Perdomo, Pérez, Pinto, Paz, Rivera, Rodríguez, Romero, Tábora, Toledo, Torres, Trejo, Ventura o Zaldívar.
El grueso de la comunidad judía de Honduras es sefardí en la actualidad, aunque de la rama ashkenazí sobresalen apellidos como Rosenthal, Starkman, Seidel, Goldstein y Silverstein. Además, un porcentaje importante de la economía ha estado manejado históricamente por judíos en este país caribeño.