MÚSICA ISRAELÍ – Alexander Penn fue un poeta y letrista israelí, nacido en Rusia en 1906 y muerto en 1972. Su padre dirigía una escuela tradicional judía (jeder). En su juventud, Penn se dedicó al boxeo, pero en 1920 se trasladó a Moscú para estudiar cine y allí publicó sus primeros poemas en ruso. En 1927 emigró a la Palestina bajo Mandato Británico y allí trabajó de entrenador de boxeo en Tel Aviv, además de albañil, peón y vigilante. Aunque su nombre de cuna era Avraham Stern, el padre cambió el apellido por Pepliker para evitar ser reclutado en el ejército. Más tarde, construiría su seudónimo artístico tomando las letras iniciales de este nuevo apellido y la final del original para construir Penn. Aunque estaba casado, mantuvo una sonada relación romántica con la actriz Hanna Rovina, con quien tuvo una hija que se sumó a las dos que ya tenía. Más tarde se separó y casó con la Rovina, con quien tuvo una hija más. Desde 1940 hasta su muerte 32 años más tarde vivió en un pequeño apartamento de la calle Dizengoff de Tel Aviv. Penn comenzó a escribir poemas en hebreo incluso antes de afincarse en Eretz Israel que se publicaban en periódicos y revistas, incluido del órgano del partido comunista israelí en el que militaba y en cuyas filas recibía críticas por sus palabras sionistas.
Muchas de sus poesías acabaron convertidas en canciones populares, como esta Kineret (dedicada al lago Tiberíades) con música de Mordejai Zaira y voz de Uzi Meiri que hemos venido escuchando desde el principio; o temas tan famosos como el siguiente Vidui, Confesión, con melodía de Sasha Argov e interpretada por Yehudit Ravitz. Después seguirán Limdú likró beshem haor, Aprended a leer en nombre de la luz, de compositor desconocido y cantada por Lior Yeini; Ze over, Ya pasará, con música e interpretación de Guy Levy; Lamidbar saenu, Viajamos al desierto, sobre melodía popular beduina, en la voz de Ora Sittner; otra melodía beduina, aunque elaborada por Nahum Nardi para el poema Bamaayán, En el manantial, que cantan Miriam Abigal y Tzvi Bar Niv; Shtu haadarím, Que beban los rebaños, nuevamente sobre melodía popular árabe elaborada por Nardi, en la voz de Esther Ofarím; para acabar con Hayá o lo hayá, Pasó o no pasó, con música de Mordajai Zaira e interpretada por Arik Lavi.