DE ACTUALIDAD – En su despacho con vistas al jardín en la Universidad minutos antes de dar clase y a punto de no coger la llamada. Así estaba Ana Bejarano Escanilla cuando le anunciaron que era Premio Nacional 2016 por su traducción de la obra Gran Cabaret, de David Grossman.
“Por la dificultad que supone una obra llena de ambigüedades como la de David Grossman, y por su capacidad de plasmar los tonos tan variados del hebreo contemporáneo” Por eso ha sido galardonada Bejarano, para quién “la traducción es un milagro”. La Premio Nacional nos cuenta cómo fue el trabajo de traducción de esta obra (un entregado Grossman se reunió con ella y once traductores a otras lenguas más en La casa del traductor) y cómo es ser traductora de los más importantes autores israelíes: “la calidad literaria es tan alta que el traductor entra en una especie de estado de gracia”. Ana Bejarano -profesora de lengua y literatura hebreas de la sección de Hebreo y Arameo del Departamento de Filología Semítica de la Universidad de Barcelona- confiesa además que la riqueza del hebreo, su polisemia obliga necesariamente al traductor a tener que “sacrificar constantemente” a la hora de trasladar a otra lengua la obra literaria.
Ana Bejarano está feliz. Todos los que admiramos su trabajo, también. Afirma que está “muy contenta por la literatura hebra y por sus traductores”. ¡Felicidades!