FILMOTECA, CON DANIELA ROSENFELD –
Guión: Ron Leshem y Joseph Cedar (basado en la novela del primero). Reparto: Oshri Cohen, Itay Tiran, Eli Eltonyo, Ohad Knoller, Itay Turgeman, Alon Aboutboul, Arthur Faradjev, Itai Szor, Gal Friedman, Danny Zahavi, Daniel Bruk, Ygal Reznik. Premios: Oso de Plata a la mejor dirección en el Festival de Cine de Berlín. Nominada al Oscar mejor película de habla no inglesa.
Beaufort fue una fortaleza de origen medieval emplazada en lo alto de una montaña en las cordilleras del sur del Líbano, construida en el siglo XII por los Cruzados desplazados a Oriente Medio y que, tras la Guerra del Líbano en 1982, aún permanecía en manos israelíes. La historia que narra la película se sitúa en el año 2000, en medio de la retirada israelí del sur del Líbano y en los últimos días vividos por el batallón de soldados israelíes que defendió con uñas y dientes el mítico Castillo de Beaufort hasta momentos antes de su voladura por el propio ejército israelí.
Un grupo de soldados resisten atrincherados y aislados del mundo exterior en la fortificación. Ésta se ha convertido en un auténtico bunker dotado de la más moderna tecnología y cuya arquitectura consiste en unos tenebrosos pasillos que intercomunican las distintas posiciones del Castillo. Los soldados disponen como único medio de comunicación con el mundo externo de una vieja televisión y la radio militar a través de la cual reciben las órdenes de sus superiores. En medio de la retirada, los soldados sufren el continuo bombardeo de los misiles caseros lanzados por Hezbolá que resuenan constantemente en el ambiente. A lo largo del film los soldados padecerán el aislamiento, serán testigos en primera persona de la muerte de sus compañeros y la indiferencia de sus superiores, luchando por su supervivencia contra un enemigo invisible, contra sus propias fobias y la contradictoria política militar de su país.
Beaufort se enmarca dentro de lo que se podría denominar un nuevo cine bélico realista, un cine que huye de la acción y del heroísmo, para mostrar la cara más humana (o inhumana) de la guerra, a través de la mirada escéptica e introspectiva de los soldados que sufren en su propia carnes la terrible experiencia de participar en una misma.
La película acierta en el hecho de no mostrar abiertamente al enemigo, que es un ente invisible al que únicamente conocemos a través de los misiles que caen sin descanso en las inmediaciones de la fortificación. Otro acierto, sin lugar a dudas, es su espectacular fotografía que destaca la extraña belleza del paisaje y la tenebrosa arquitectura del interior de la fortificación. El diseño del vestuario de los soldados, equipados con ultramodernos dispositivos de visualización y protección, el diseño del interior del Castillo que lo asemeja a una moderna nave espacial y el paisaje exterior ayudan a crear la sensación de aislamiento y asfixia. Los soldados actúan como autómatas incapaces de mantener una conversación personal, no se nos informa de la procedencia ni personalidad de la amplia mayoría de ellos, a los que les resulta casi imposible mostrar sus sentimientos, incluso ante el fallecimiento de sus compañeros.
El director opta por una narración que centra la atención de la cámara en mostrar la asfixia que sufren unos soldados desorientados y oprimidos por el vacío de la rutina y el aburrimiento. La guerra se muestra como un sinsentido que termina demoliendo las emociones de aquellos que viven la experiencia en primera persona.
Beaufort posee la enorme cualidad de no dejar indiferente a nadie: es un potente y mordaz drama bélico rodado con una gran calidad técnica, que se centra en reflejar el dolor emocional que una situación de estas características plantea en la psicología del ser humano. “No es solamente un film antibelicista, sino que además es un film anti heroico”.
“Lo que más me intriga sobre la historia de Beaufort, es que el tema es el final de una guerra. Es el momento definitivo en toda guerra, cuando la misión o el propósito por el que los soldados han dado su vida acaba. En Beaufort ese momento llega con una gran explosión que acaba destruyendo una de las montañas más sangrientas de Oriente Medio, un instante inolvidable y lleno de adrenalina, pero que es a la vez una imagen del inconcebible desperdicio de vidas humanas” (Joseph Cedar).
Ron Leshem, escritor israelí de gran éxito, escribió el libro Im Yesh Gan Eden (Si el Cielo Existe) en el que se basa la película, y también ha colaborado en el guión. En el año 2006 fue galardonado con el premio más importante de la literatura hebrea, el Sapir. Centrándose en las relaciones de esos jóvenes que están cumpliendo con su servicio militar obligatorio de tres años, Leshem desarrolla un argumento claustrofóbico, en claro paralelismo con el laberinto de túneles que conforman la fortaleza israelí.