HABLEMOS DE LA BIBLIA, CON IRIT GREEN – Las tradiciones orales se sucedían de generación en generación y a pesar del paso de los siglos la gente conocía sus orígenes remontándose hasta cientos de años. Para ello no servía la simple transmisión de fechas y datos. Había que entusiasmar al auditorio componiendo una historia que llevara dentro el “código” que se deseaba transmitir. El relato de Caín y Abel trata de explicar el aumento de la población tras el último período glacial y que trajo consigo la aparición de la agricultura y de las primeras ciudades. Así tenemos también el relato de Túbal-Caín, el “padre de todos los forjadores de metales”, en el Génesis que se situaría aproximadamente (según la genealogía bíblica) hacia el año 3.500 a.e.c. y que coincide con el desarrollo de la metalurgia en Mesopotamia. Lo que nos demuestra que aunque el personaje carezca de historicidad, las gentes guardaban el recuerdo, transmitido de generación en generación, de la época en la que se desarrolló la metalurgia.