DE ACTUALIDAD – Bruselas amanecía teñida de sangre y cristales rotos, luego también de los hierros retorocidos del vagón del metro (en la imagen) de una de sus estaciones más emblemáticas y “europeas”. No es la primera vez que el terror golpea a sus puertas, pero hasta ahora muchos pensaban que era cosa de “judíos y palestinos”, y no de cualquiera de sus propios ciudadanos. El terror ya ha situado a la capital belga junto a Nueva York, Madrid, Londres, Jerusalén o Bombay, en el mapa del culto a la muerte.