Capítulo 10: cuando Berl olvidó el “nign”

EL ÍDISH HABLA POR SÍ MISMO – Reponemos una serie radiofónica de introducción al ídish con guión de Varda Fiszbein que Radio Sefarad produjo hace una decena de años bajo el título original “Ídish redt zij aleyn”.
¿Qué palabras aprendimos hoy?
Frume: muy religiosos, observantes.
Fárber: tintorero.
Zis – kind: el apellido de este personaje está formado por dos palabras ídish: zis (dulce) y kind (niño, criatura).
Yeshíve: casa de estudios religiosos superiores; del hebreo yeshivá en pronunciación ídish.
Shídej: concierto de boda, compromiso matrimonial, matrimonio; del hebreo shidúj, en pronunciación ídish.
Kóbed: honor, prosapia, respeto, respetabilidad social; del hebreo kavód, en pronunciación ídish.
Nígn: melodía, salmodia, cántico; del hebreo nigún, en pronunciación ídish.
Antshúldikt: disculpe, perdone. El sustantivo es antschuldikung (disculpa).
Efn mir di tir: Ábreme la puerta.

El ídish y su acervo cultural:
Kest: tradicional acuerdo, muy común en las comunidades ashkenazíes, de manutención completa (solía figurar en el contrato matrimonial) que los padres de uno u otro miembro de una pareja tomaba como compromiso por un tiempo variable. La razón era que los matrimonios concertados eran entre personas muy jóvenes, incluso adolescentes. En ocasiones, como la que se menciona en el relato, tenía como objetivo que el recién casado se dedicara plenamente a sus estudios con vistas a ocupar luego un cargo religioso en la comunidad. En otras, era una ayuda hasta que los jovencísimos cónyuges pudieran salir adelante trabajando, por lo general, en el negocio familiar.
El movimiento jasídico: esta corriente heterodoxa y mística del judaísmo, nacida a mediados del siglo XVIII, fue fundada por Rabi Israel Ben Eliécer o Baal Shem Tov, también conocido por sus siglas: Besht, nacido en 1700 y muerto en 1760. La concepción central de la misma es vivir con fervoroso júbilo y alegría exaltada la realidad cotidiana, porque Dios se manifiesta en todos y cada uno de los seres humanos, y todas y cada una de las cosas contienen una chispa divina. Tanto las personas sencillas como los intelectuales fueron los destinatarios del mensaje jasídico, contenido en relatos y parábolas plenos de sabiduría, bondad, misericordia y sentido del humor, que conforman un interesante legado espiritual pero, generalmente, entre los primeros, despertó una fe ciega en sus maestros. Una de las formas habituales de demostrar júbilo religioso entre los jasidim era tratar de expresarlo a través de ciertos cánticos y bailes típicos, destinados a alegrarse uno mismo y a alegrar a Dios; de ahí que el tema del nígn (protagonista del relato anterior), tuviera tanta importancia.

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