Capítulo 8: el milagro de Jánuke

EL ÍDISH HABLA POR SÍ MISMO – Reponemos una serie radiofónica de introducción al ídish con guión de Varda Fiszbein que Radio Sefarad produjo hace una decena de años bajo el título original “ïdish redt zij aleyn”.
¿Qué palabras aprendimos hoy?
Jánuke: Fiesta de las luminarias. Del hebreo januká, que significa inauguración, consagración, en pronunciación ídish.
Látkes: buñuelos, plato tradicional de la cocina ashkenazi. En jánuke se toman especialmente los de patatas, así como otros dulces típicos siempre fritos, ya que de este modo se conmemora el “milagro del aceite”..
Jánuke- guelt: dinero de jánuke, unas monedas que se da a los niños en esta fiesta, especie de aguinaldo aunque también suelen darse regalos. Con ese dinero, los más pequeños pueden jugar con el dréydl o peonza.
Dréydl: peonza. Es un juego típico de esta celebración. El dréydl de jánuke tiene cuatro caras y en cada cara una de ellas está pintada o labrada una letra hebrea..
Jánuke lemplej: candelabros de jánuke (en singular jánuke- lomp); tiene nueve brazos; ocho son para colocar y encender una vela por cada día de la celebración y el noveno o shámes (del hebreo shamásh en pronunciación ídish) es el auxiliar o servidor, algo más pequeño, con cuya vela se encienden las demás.
Lijt: vela/ velas.
Shólem Aléyjem: saludo tradicional que significa la paz sea con vosotros. Del hebreo shalóm aleyjém en pronunciación ídish. Se responde con la fórmula inversa: aléyjem shólem.
Bóruj Ha- bó: Bienvenido. De las palabras hebreas barúj ha- bá, en pronunciación ídish.
Shtétl: pueblecito, aldea donde residió hasta la Segunda Guerra Mundial la mayor parte de la población judía del este de Europa.
Shídej: concierto de matrimonio, boda, en sentido metafórico como este caso, buen par, buena combinación.
In a gute shó: en buena hora. Shó (hora), del hebreo shaá, en pronunciación ídish.
Mazl tov: Enhorabuena, buena suerte; del hebreo mazál tov en pronunciación ídish.
Yom tev: fiesta, celebración. Del hebreo yom tov, en pronunciación ídish.
Zingt / zingt zij: canta (por sí mismo) del verbo zínguen que significa cantar.
Lejáym: Tradicional brindis judío que significa por la vida.

El ídish y su acervo cultural:
Méndele Móyjer Sfórim: seudónimo de Shólem Yankev Abramovitch, escritor al que se reconoce con el título cariñoso de «abuelo» de la moderna literatura en lengua hebrea e ídish, ya que fue fundador de la misma y, junto con Shólem Aleijem e Itsjok Léybush Pérets, integra el trío de padres de la misma. La influencia que tuvo sobre los escritores ídish que le sucedieron fue sumamente importante y llegó a ser muy popular, traduciéndose sus obras a diversos idiomas.
Móijer – Sfórim significa literalmente «vendedor de libros»; del hebreo mojér sfarím, en pronunciación ídish. Era un oficio común en el siglo XIX; no sólo vendía libros sagrados o profanos, sino también amuletos y determinados objetos rituales para el culto, desplazándose en carro o carreta donde llevaba sus mercancías, exponiéndolas en ferias y mercados o llevándolas hacia pueblecitos (shtétlej) donde residía la mayor parte de los judíos de la Europa Oriental.
Además de ser el propio seudónimo de Abramóvich, Méndele Móyjer Sfórim es el nombre de su personaje más emblemático, protagonista de varias de sus obras de narrativa y verdadera corriente de transmisión de las ideas de este autor perteneciente a la ilustración.
“No era mi intención decir eso”… (en ídish: Nisht dos bin ij óysn): muletilla típica del personaje literario mencionado. Es la manera que utilizó el escritor para hacerle emitir una crítica, una frase irónica o burlona, como si se lo hubiera hecho sin darse cuenta. Pero que, pese a la disculpa, en suma, quedaba expresada.

La fiesta de Jánuke: se celebra el 25 del mes kislev del calendario hebreo que coincide con diciembre del gregoriano; según el año a principios o finales del mismo. El motivo histórico de la celebración es el triunfo de la rebelión que encabezada por la familia de los Macabeos sobre el imperio griego que durante un periodo histórico de la antigüedad dominó la tierra de Israel. La gota que colmó el vaso fue la profanación del Templo de Jerusalén en la que se entronizaron deidades paganas. Pero la revuelta condujo mucho más lejos su inicial objetivo de recuperar el templo y consiguió echar al invasor, cuyo ejército era el más poderoso de su tiempo. Este suceso tuvo lugar en el año 165 antes de la era común.

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