Cómo nos siguen viendo
LA PALABRA – Les invito a un experimento sencillo. Entren en la pestaña de “Imágenes” de Google y escriban “judío” (los resultados pueden variar ligeramente de un día a otro). En una sección superior aparece la opción “judío caricatura” (donde ya asoman dibujos racistas) y al lado la opción “musulmán” (si la abre, no aparece “musulmán caricatura”, sino “árabe” y “musulmán”). Pero vayamos a las imágenes, cuyo orden de aparición está marcado por la frecuencia de su utilización. Casi todas son de ortodoxos, algunos de ellos abrazando la bandera palestina (lo que indica que pertenecen al muy minoritario grupo de los Neturei Karta, que acaparan muchos más flashes que la realidad que representan). Y en el lugar 13, tenemos a Hitler. Poco antes, también una foto de un soldado israelí.
Si probamos con “Israel”, sin embargo, nos llevaremos una agradable sorpresa, ya que las primeras imágenes corresponden, como es lógico al tratarse de un país, a mapas, banderas y panorámicas de su capital, Jerusalén. Pero ojo: es un espejismo lingüístico, ya que la definición coincide con el nombre del estado judío en otros idiomas. Hagamos el experimento “españolizando” la búsqueda a “israelí”. Resultado: soldados, soldados y soldados (no existen israelíes civiles); algunos rezando (en esa “original” combinación de ideas de estado militarista y teocrático), secuencia sólo interrumpida por imágenes de palestinos mostrando su dolor o siendo maltratados por los soldados israelíes. Hay que llegar a la imagen en el puesto 41 para ver al primer civil israelí. Contentos por el hallazgo, abrimos la foto y leemos en el titular: “Bar Rafaeli, criticada por el ejército israelí”. Vamos, que existen otros israelíes que los soldados, pero que son criticados por ello.
Esta semana un popular semanario de humor español publicó unas viñetas en las que usó exactamente la misma iconografía: judíos ortodoxos (de nariz ganchuda y otros signos externos que delatan la descripción racista propagada por el nazismo y que aparece en aquella primera opción de subsección “judío caricatura”) y soldados que se dedican exclusivamente a maltratar a pacíficos árabes. El texto sigue las mismas pautas que otros libelos antisemitas; en realidad podría llamarse “Los protocolos de los Sabios de Sión” en versión pop 2.0; mentiras que a fuer de reiterarse se convierten si no en verdades, sí en la imagen de a quien se pretende discriminar.
Cuando llegué a este país y me presentaba, entre otras características de mi identidad, como judío, más de uno me confesó que estaba convencido que los judíos eran seres mitológicos como los unicornios, encarnación de la maldad, con cuernos y rabo. Tampoco es que haya cambiado tanto la cosa en este tiempo, sólo que ahora con rifles y tirabuzones.
Jorge Rozemblum
Director de Radio Sefarad