De diez a uno, quién sabe

LA PALABRA – Una de las canciones más populares de Pésaj es Ejad mi yodéa (Uno quién sabe), y sus versiones en otras lenguas judías como el judeoespañol (Quién supiese y entendiese). Pertenece al género de las llamadas canciones cumulativas que en cada verso aluden a un número consecutivo y representan en cada caso una simbología religiosa. Dejaremos la melodía de lado para centrarnos en la propia palabra hebrea utilizada para cada uno de los números, del diez al uno. ‘ESeR (letras ‘Ayin – Shin – Reish) es como se denomina al 10. Llama la atención que si pronunciamos la letra intermedia como una SH en lugar de S, algo que se señala moviendo un punto superior a la letra del extremo derecho al izquierdo, la palabra que surge significa prosperidad, ‘OSHeR (no olvidemos que la asignación de vocales a letras como la ‘Ayin no altera su raíz y significado). En la canción de Pésaj se menciona dicha cantidad al enumerar los mandamientos, pero también es el número de los Mandamientos o las plagas de Egipto, entre otros muchos significados vinculados a la tradición.

En el mismo canto, TeSH’A (Taf – Shin – ‘Ayin), es 9, y suele referirse a los meses de gestación. En el caso del 8, SHMoNe (SHin – Mem – Nun), su raíz alude también a la grasa, aceite o gordura, mientras que su valor numérico lo hace en la tradición judía a lo sobrenatural. Llegamos al 7, SHeV’A (SHin – Bet – ‘Ayin) que representa lo sagrado en el mundo natural y que da lugar no sólo a SHaVú’A (los siete días de la semana), sino también a la promesa (como a la que se comprometieron Abraham y Abimelec junto el pozo en Beer SHeV’A), además de existir SaVe’A (satisfecho de alimento), con la inicial pronunciada como S. En cuanto al 6, SHeSH, destaca por tener una raíz de sólo dos letras, la misma repetida (SHin – SHin) y pronunciarse de forma idéntica a una tela finísima de lino y a veces referirse de igual modo al mármol (SHaiSH), además de la variante SaS que usa las mismas letras, pero alude al regocijo. En cuanto a JaMeSH (Jet – Mem – SHin), significa 5 y derivados como JuMaSH (el Pentateuco, la Torá compuesta de 5 libros), mientras que JoMeSH es abdomen, lo que se encuentra debajo de la quinta costilla, y leJaMeSH quiere decir “dotar de armas”. Llegamos entonces a aRB’A, 4 (Reish – Bet – ‘Ayin), derivado del cual tenemos RoB’A (condado o sector cuadrangular de una ciudad). Sigue SHaLoSH, 3, donde la SHin al principio y final (con una Lamed en el medio) es una transformación del sonido T del árabe, con lo cual también existe TLaT como prefijo de algo con tres partes (por ejemplo, TLat meimadí, tridimensional). Sólo nos quedan SHNaYim (SHin – Nun – Yod), 2, que cambia la intermedia de la raíz por la Taf en el masculino, y que coincide con lo segundo o los segundos del tiempo (respectivamente SHeNY y SHNiYot). Así llega el cuento de la cuenta al final que es el principio, EJaD (Alef – Jet – Dalet), 1, el único: el que todo judío sabe Quién es, como dice la canción.

Jorge Rozemblum

Director de Radio Sefarad

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