De Lisboa a Buenos Aires
LOS PASOS DE SEFARAD EN EL NUEVO MUNDO, CON DAVID ROSENTHAL – Diego de León Pinelo, nacido en Córdoba, Argentina, hijo del comerciante judío converso portugués Diego López de Lisboa y hermano menor de Antonio de León Pinelo – cronista mayor de Indias -, se desempeñó como fiscal de la Real Audiencia de Lima y como asesor general del virreinato del Perú. Fue él quien dijo: “Común a todos los mortales es el Nuevo Mundo”. Es decir, América para la humanidad. Y formaron parte de esa historia judíos que venían huyendo de la Inquisición y buscando nuevas tierras, nuevas oportunidades y un lugar libre de tanta persecución. En 1570, Felipe II decidió establecer un primer Tribunal del Santo Oficio en la Ciudad de los Reyes, es decir, Lima, capital del virreinato del Perú. Y para 1571 se establece en la Ciudad de México un segundo Tribunal. Luego en Cartagena de Indias se instauró en 1610 por real cédula de Felipe III otro Tribunal. Los “portugueses”, es decir los cristianos nuevos y criptojudíos, eran el objetivo de estos Tribunales, denominados “de la nación portuguesa” o incluso de “la nación hebrea”. Sin embargo, en el Río de la Plata, nunca existió un Tribunal de la Inquisición, aunque existieron dos comisarías: una en Buenos Aires y otra en Córdoba del Tucumán, que funcionaban con dependencia del Tribunal del Santo Oficio de Lima. Asimismo, al final del siglo XVI, muchos portugueses sin certificado de limpieza de sangre se establecieron sobre el Río de la Plata, en ciudades como Tucumán, Córdoba y luego en Buenos Aires. También, llegarían de Brasil criptojudíos portugueses que ahora huían de la Inquisición portuguesa asentada en Brasil.
Al puerto de la recién fundada Buenos Aires – en 1580 – de la provincia rioplatense, empiezan a arribar numerosos “portugueses de nación hebrea” lo que instó a Manuel de Frías, representante inquisidor del Rio de la Plata y Paraguay a solicitar a la Corona española, la instauración de una sede del Tribunal del Santo Oficio en la ciudad de Buenos Aires, sin ningún éxito. No obstante, en 1673, ante el Tribunal del Santo Oficio, es llevada una denuncia de herejía por un sujeto llamado Juan de León contra Juan Rodríguez de Estela (penitenciado en Lisboa), un hebreo luso que había llegado a Buenos Aires en 1634. El condenado Juan Rodríguez de Estela fue antepasado de varias distinguidas familias porteñas. Uno de sus descendientes fue Juan Martín de Pueyrredón, Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata en el siglo XIX.
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