“¡Deja ir a mi pueblo! (Let My People Go!)” (2011), de Mikael Buch (Francia)
FILMOTECA, CON DANIELA ROSENFELD –
Guion: Christophe Honoré, Mikael Buch. Reparto: Nicolas Maury, Carmen Maura, Jean-François Stévenin, Amira Casar, Clément Sibony, Jarkko Niemi, Jonathan Sadoun, Jean-Luc Bideau, Aurore Clément, Kari Väänänen. Premios: Premio de la crítica, Festival de películas de amor (Mons – Bélgica). Premio del público, Festival Internacional de films gais y lésbicos de Filadelfia.
Todo el mundo sabe que Rubén es un cartero mitad francés y mitad finlandés, judío y homosexual, además de un mal hijo, un hermano egoísta, una birria de amante, un turbio asesino y un ladrón con escasa iniciativa… Sin embargo, el propio Rubén es incapaz de saber quién es. En la encrucijada de su existencia, mientras se abren ante él las aguas del Mar Rojo, a Rubén le asalta una duda: ¿debe seguir a su pueblo o el dictado de su corazón?
La ópera prima de Mikael Buch (uno de los fundadores del Festival de Cine Judío de Barcelona, hace 18 años) es una película desenfada y profundamente reflexiva que intenta desentrañar los lazos que unen las dos identidades presentes en el filme. El protagonista vive muy feliz con su pareja Teemu, en el corazón de un frondoso bosque rodeado de ciervos en una cabaña de color rosa y azul. Rubén es el cartero del pueblo: durante el día entrega cartas y paquetes, y por la noche se retira a su cabaña en medio del bosque con su marido. Rubén ha conseguido huir de su vida parisina y su asfixiante familia.
Pero el estado de felicidad no puede durar: tres días antes de Pesaj, Rubén hace entrega de un paquete lleno de dinero a un viudo que se niega a recibir el envío y que además sufre un colapso y cae muerto en su jardín. Rubén lleva el dinero a su cabaña, pero Teemu le acusa de ser un ladrón y un asesino; la pareja tiene una gran pelea y Rubén es expulsado del paraíso y vuelve a Paris. Su familia está exactamente como estaba antes de marchar a Finlandia: su madre Raquel (Carmen Maura) sigue ejerciendo el matriarcado absoluto, su hermano Samuel (Clémont Sibony) sigue trabajando en la tintorería familiar, su padre Nathan (Jean-François Stévenin) es un Don Juan que insiste en que Rubén debe conocer a su amante, y su hermana Irene (Amira Casar) está divorciándose de su marido “goy” (Charlie Dupont). Y el maduro abogado de la familia y ex presidente de la Comunidad, insiste en tener una relación con Rubén, a pesar de que Rubén sigue enamorado de Teemu. El reencuentro con su ciudad y su familia da pie a situaciones delirantes y profundamente divertidas, a la vez que va perfilando la fuerza del personaje y su determinación.
La película es un delicioso cuento de amor. La referencia al libro del Éxodo y la condición del exilio en el título es tan bíblico como el desarrollo de la película; su doble significado destaca la tensión entre estas dos comunidades. Por una parte Rubén quiere dejar atrás la especificidad y el peso de una identidad étnica, pero también que acepten su libertad para ser gay. Buch decide utilizar la comedia elegante y desenfadada para retratar esta tensión. Las situaciones caricaturescas, las magníficas actuaciones y caracterizaciones, y la estética de colores saturados colaboran al estilo narrativo, consiguiendo una película divertida y elegante a la par que fina, irreverente, libre, alocada e irónica.
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