EL TRAZO ERRANTE – “Yo no pretendo ser una artista. Yo trabajo cada día como una obrera en la memoria colectiva. Yo soy sólo alguien que hace justicia”. Rosemary Koczÿ.
El Museo de Navarra muestra hasta el 7 de mayo un conjunto de diez dibujos a tinta, donados en 1997 por su autora, Rosemary Koczÿ, en agradecimiento por haber acogido una exposición temporal en la que su obra estaba presente: Nueva Invención. Colección de arte bruto de Lausana. Estos trabajos forman parte de la serie dedicada a sus padres, víctimas del nazismo, Je vous tisse un linceul (Os tejo un sudario). Los textos que contextualizan la muestra han sido redactados por Celia Martín Larumbe, doctora en Historia del Arte.
Sin enmarcar, puros, los dibujos se muestran resguardados en unas vitrinas “a las que los espectadores -nos cuenta la técnico del Museo de Navarra, Carmen Valdés-, tienen que asomarse” propiciando “el acercamiento de los visitantes” a las tintas de Koczÿ.
Los dibujos expresionistas de esta superviviente de la Shoá están numerados del 16 al 25 y fechados entre el 17 y el 22 de diciembre de 1996, y se exponen acompañados de documentación que la artista envió junto con ellos, como la nota de agradecimiento de la artista al museo por “ofrecer un hogar” a estos dibujos testimonio del Holocausto, que cuidan y conservan en Pamplona.
Rosemary Koczÿ (Alemania, 1939 – EE.UU., 2007) fue deportada en 1942 a los campos de concentración de Traunstein y Ottenhausen, donde perdió a su familia. Después de su estancia en varios orfanatos se graduó en la Escuela de Artes Decorativas de Ginebra y se dedicó a la enseñanza artística en Suiza y EE UU. Se inició en el campo de los tapices, pero en la década de 1980 encontró en los dibujos en tinta sobre papel la mejor expresión de su experiencia del Holocausto.