FILMOTECA, CON DANIELA ROSENFELD –
Reparto: Thomas Kreschmann, Troy Garity, Franka Potente, Stephen Fry.
Adolf Eichmann fue una figura clave del holocausto nazi, el encargado de coordinar los transportes a los campos de concentración. Al caer el régimen, huyó a Argentina, donde llevó una vida normal en el anonimato hasta el momento de su detención en 1960. La película se centra en los nueve meses del interrogatorio de Eichmann, realizado por el capitán de policía germano – israelí Avner Less durante la preparación del juicio en el que Eichmann fue condenado a morir en la horca en Jerusalén.
Durante los juicios de Nuremberg hubo un gran vacío en el asiento de los acusados, a pesar de la labor de los agentes aliados en Berlín, varios dirigentes nazis lograron escapar. El más importante de todos fue Adolf Eichmann. Himmler, su jefe directo, le encomendó la tarea de detener, encarcelar y organizar los transportes de dos de los grandes enemigos del Reich: los judíos y los gitanos. Al acabar la guerra, Eichmann burló el cerco aliado y gracias a la ayuda de una red estructurada, se refugió en Sudamérica, hasta que en 1960 es secuestrado por el Mossad para llevarlo a Israel y juzgarlo en una corte israelí por 15 cargos, incluyendo crímenes contra el pueblo judío y crímenes contra la humanidad.
El problema fundamental para juzgar a Eichmann, era que, aunque tenían pruebas para condenarlo, necesitaban una confesión del acusado. Este era el cometido del capitán de policía germano – israelí Avner Less: conseguir una confesión. Robert Young centra la película en este interrogatorio basándose en las transcripciones de las cintas originales (275 horas), alternando con flashbacks de la vida de Eichmann durante la guerra en los que se muestra su verdadera personalidad, la indignación popular en Israel por un juicio en el que se le daba la oportunidad de responder a las acusaciones y la vida familiar de Avner Less. Pero el hilo de la narración es la lucha de voluntades entre la calma, la frialdad y el cinismo de Eichmann (excelente interpretación de Thomas Kreschmann) que en todo momento niega su antisemitismo y se limita a manifestar que sólo cumplía ordenes y que solamente era un pequeño engranaje de una gran maquinaria intimidatoria, y la persistencia de Less apremiado por el Ministro (Stephen Fry) para obtener una confesión cuanto antes.
La presión de la opinión pública israelí sobre Less, las cartas enternecedoras en las que el SS les dice a sus hijos que a pesar de que él y sus ideales han muerto, todavía quedará la esperanza de una nueva Alemania y sobre todo los flashbacks que muestran a Eichmann cumpliendo las ordenes del Führer y sus aventuras amorosas ayudan a armar el rompecabezas.
Años mas tarde, y después de su muerte, uno de los hijos de Less comentaba en una entrevista concedida a The Guardian: “mi padre pensaba que se encontraría con un hombre alto, rubio y de ojos azules, un verdadero nazi alemán, pero se encontró con un hombre pequeño, casi calvo y que usaba gafas con unos cristales muy gruesos. Esto le sorprendió profundamente y comprendió lo que los seres humanos mas normales son capaces de hacer. Durante los meses que duró el interrogatorio tuvo que luchar contra su propio odio. Recuerdo que un día me dijo: El odio no resuelve ningún problema, al contrario, crea mas”.
Probablemente por un problema presupuestario, la localización de la visita del inspector de la Cruz Roja al campo de Theresienstadt tiene lugar utilizando una decoración de barracas y vallas de alambre de espino, al estilo de los campos de exterminio de Majdanek o de Auschwitz. Aunque pudiera tratarse de un campo real, sin embargo Terezin fue una ciudad amurallada, sin barracas de madera y con edificaciones de piedra y ladrillo.
A pesar de este pequeño detalle la película es muy interesante, y permite comprender, entre otras cosas, la interpretación de Hannah Arendt sobre la figura de Eichmann, al que sólo conocía del juicio en Jerusalén; un hombre como tantos, un disciplinado, aplicado y ambicioso burócrata: no un Satanás, sino una persona “terriblemente y temiblemente normal”; un producto de su tiempo y del régimen que le tocó vivir.
En 1983, se publicó el libro “Eichmann Interrogated”, con una selección de las transcripciones del interrogatorio a Eichmann prologado por Avner Less. En este prólogo Less confiesa que tanto él como el equipo encargado de preparar el interrogatorio “… no teníamos un conocimiento detallado del Holocausto”. El equipo de interrogación tuvo que investigar a través de los voluminosos archivos de los juicios de Nuremberg, así como del material suministrado por el Yad Vashem. Less y sus ayudantes no tenían información suficiente sobre las actividades por las que Eichmann había sido arrestado, por lo que el interrogatorio fue también una investigación.