DESDE EL FRENTE – Rafa Armoza nació en Zur Hadassa, muy cerca de Jerusalén y vive en España desde hace 8 años donde ha formado su familia con su mujer y su hijito. Su conexión con Israel siempre ha sido fuerte y constante, más incluso ahora pues tras el shock y el dolor iniciales, al día siguiente de la masacre del 7O, Rafa ya estaba en su casa natal, con sus padres –su hermano pequeño Eldad había sido reclutado para servir en Gaza- preparado para, en su labor de miluim “hacer que la gente se sintiera más segura, tenían miedo también del efecto imitación… mi pueblo está muy cerca de Cisjordania”.
Rafa Armoza estuvo dos meses protegiendo a los suyos. Regresó a España donde quiere y se le quiere mucho – “la reacción del estado español.. debo decir que tengo mucha decepción, el pueblo español en general no apoya a Israel, el gobierno tampoco responde a lo que yo esperaba de un país europeo en su condena a Hamás, para mí ver a Sánchez en Rafah en Egipto el mismo día que se liberaba a los primeros rehenes y que pidiera el alto al fuego me enfadó bastante”- pero ¡Ay si me olvidara de ti, Jerusalén”- ahora ha vuelto otra vez a Zur Hadassa ante el nuevo reclutamiento de Eldad, esta vez destinado al norte.
“La gente se olvida de porqué estamos en Gaza, por qué estamos en guerra, olvidan el contexto de lo sucedido”, de la necesidad de Israel de no sentirse amenazado, de poder vivir con seguridad, afirma Armoza que continúa “Los rehenes deben ser la prioridad número uno, si de verdad vuelven todos, su vuelta no tiene precio” “El 7 de octubre nos ha enseñado que en el otro lado de verdad hay gente que no aprecia la vida, que buscan la matanza y la guerra y que no están dispuestos a llegar a una solución. Yo quería pensar que eran un minoría pero lo que hemos visto, el comportamiento con los rehenes, cómo festejaron la matanza…a ní me demostró que la solución -lo digo con mucho dolor- no va a ser en los próximos 10-20 años”. Rafa Armoza termina elogiando a todos los que defienden Israel y a sus familias. También nosotros nos despedimos así, ¡Kol Hacavot Rafa!