PONLE NOTAS – En 1993 la checa Hana Rothová invitó a seis jóvenes músicos de entre 11 y 17 años a unirse al coro Mishpajá de la comunidad judía de Praga. Luego, la misma Hana les hizo los arreglos instrumentales. Tres años después, los chicos ya habían crecido y la hija de Hana, Helena, se sumó a ellas para liderarlos en el grupo que finalmente se denominó Prague Klezmerim. En realidad, antes de su disco propio, el grupo ya participó con su nombre en una producción del coro antes mencionado. Los miembros de este efímero grupo, que no llegó a grabar más discos, eran, además de la mencionada Helena Rothová en piano, Tereza Rejsková y Ruben Lang en violines, Michal Kostiuk en clarinete y flauta dulce, Martin Vyhnálek en guitarra y Tomás Bedrník en fagot. En la Praga de antes de la Segunda Guerra Mundial, con sus antiquísimas juderías, no había que explicar qué era la música klezmer, que hoy intentan rescatar los checos como parte de su propia tradición musical. Gracias a iniciativas de rescate como estás de hace 20 años, hoy día el klezmer se ha convertido en una música universal que sobrepasa la tradición judía.