“El Cónsul Perlasca” (2002), de Alberto Negrin (Italia)

FILMOTECA; CON DANIELA ROSENFELD – Reparto: Luca Zingaretti, Amanda Sandrelli, Franco Castellano,Jérôme Anger y Marco Bonini. Título en V.O.: Perlasca, un eroe italiano

El Cónsul Perlasca es un homenaje a las personas que en situaciones difíciles arriesgan su vida por los demás. Budapest, en plena ocupación nazi, los judíos son perseguidos, detenidos y enviados a campos de concentración o de exterminio. Giorgio Perlasca, antiguo ex -combatiente en la Guerra Civil Española a las órdenes del General Franco, recibe al licenciarse, como muestra de agradecimiento, un salvoconducto que podrá utilizar como carta de presentación ante cualquier embajada española del mundo. Y, efectivamente, utilizó sus prerrogativas en beneficio de las víctimas inocentes del terror nazi.
El director Alberto Negrin ha elegido una historia basada en hechos reales. Se trata de una pequeña, pero intensa, etapa de la vida de Giorgio Perlasca. Este personaje histórico tan sólo era un adolescente cuando asumió el fascismo italiano como su ideología personal. A los 26 años se alistó como voluntario en la conquista de Etiopía y luego en España, donde combatió junto al general Franco. De sus manos recibió el salvoconducto, junto a las siguientes palabras: “Querido camarada, en cualquier parte del mundo que te encuentres, dirígete a las embajadas españolas”. Con él podría conseguir su nacionalidad española.
En 1940 -cuando Italia entraba en la II Guerra Mundial como aliada de Alemania- Perlasca era el encargado de negocios en los países del Este. Ya entonces, Perlasca rechazaba las leyes raciales y la alianza del fascismo con Alemania. En 1943 se niega a unirse a la República Social Italiana, por lo que es recluido en un castillo húngaro destinado a los diplomáticos. En octubre de 1944, en Hungría, el partido de la Cruz Flechada (el partido nazi húngaro) toma el poder, y arrecian las persecuciones y todo tipo de crímenes contra los judíos. Es en estas fechas cuando Perlasca escapa de su reclusión y recurre a la embajada española, donde ayuda al embajador Sanz Briz en la labor de protección de los judíos. Unos días después Sanz Briz recibe la orden de trasladarse a Suiza, por lo que se mandarían desalojar las casas protegidas. Sin embargo, Giorgio Perlasca se autoproclama nuevo embajador sustituto, falsificando documentos. Testigo de las atrocidades cometidas con seres humanos inocentes y, consciente de sus posibilidades, decide hacer todo lo posible por salvar a los que pueda. Sabe perfectamente que no podrá hacerlo con todos y que correrá grandes riesgos, poniendo en juego su propia vida, pero no puede quedarse cruzado de brazos y decide luchar. El abogado Vargas se convierte en su colaborador más cercano, colaboración sin la cual la labor de Perlasca no habría sido posible. Es el perfecto contrapeso, ya que su carácter prudente apacigua la impulsividad de Perlasca.
Los méritos de Giorgio Perlasca salieron a la luz treinta años más tarde, cuando un grupo de mujeres de una comunidad judía en Hungría intentaban localizar el rastro del “cónsul” que las había salvado. A partir de esta historia dos periodistas italianos, Gianni Minoli y Enrico Deaglio, comienzan su investigación y finalmente, a través de un libro, un programa para la televisión y una película, hicieron pública la historia de Perlasca. Fue entonces cuando Giorgio Perlasca recibió sus merecidas condecoraciones por parte de Israel, Hungría, EE.UU., España e Italia.
El director Alberto Negrin adapta el libro que narra estos hechos “La banalidad del bien”, de Enrico Deaglio, con un estilo realista y música Ennio Morricone.

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