MÚSICA CLÁSICA – La pieza que os traemos fue compuesta por el checo Antonín Dvořák para cuarteto de cuerda, pero el violinista israelí (y director de orquesta) Guy Braunstein lo ha arreglado reemplazando al primer violín por la flauta. Y nos lo presenta en una magnífica interpretación de jóvenes músicos israelíes y judíos cuyos nombres suenan con fuerza en el mundo. Primero hablemos del propio Braunstein, nacido en Tel Aviv, alumno de Chaim Taub y luego en Nueva York de Glenn Dicterow y Pinchas Zuckerman. Ha sido solista con grandes orquestas y bajo renombradas batutas. Entre 2003 y 2007 enseñó en Berlín y desde 2006 dirige el festival de Rolandseck. Fue el concertino más joven de la historia de la Filarmónica de Berlín. Este año ha dirigido en España, entre otros muchísimos compromisos, a la Sinfónica de Galicia. Por su parte, la flautista israelí Gili Schwarzman ha recorrido muchos escenarios como solista y participando en grupos de cámara. Entre 2007 y 2012 ha sido miembro de la West-Eastern Divan Orchestra, bajo la dirección de Daniel Barenboim. El violista Amihai Grosz nació en Jerusalén y allí estudio con David Chen y luego, en Barlín, con Tabea Zimmermann. Como sus compañeros es habitual concertista solista de las mejores orquesta y fundador del Cuarteto de Cuerdas de Jerusalén. Por último, de la chelista estadounidense Alisa Weilerstein ya hemos hablado en otro programa y es también una gran promesa cumplida de la mejor música, como sus compañeros en esta interpretación.