JAVERES DEL KURTIJO – La historia que se narra es terrible. Los judíos expulsados de España que se afincaron en el vecino reino de Portugal fueron poco después sometidos a un trato semajante y las familias que rechazaron la conversión fueron testigos de uno de las peores tragedias que sufrieron los judíos sefardíes. El Rey Juan ordenó separar a los hijos de sus padres, algo que ni siquiera la cruel Inquisición española se atrevió a hacer. Miles de niños pequeños fueron arrastrados a los conventos para ser criados como católicos. 700 niños y niñas adolescentes fueron enviados en un barco a Santo Tomé y Principe, una remota isla en la costa occidental de Guinea, recientemente colonizada por los exploradores portugueses, famosa por la abundancia de lagartos carnívoros. De acuerdo con informes de la época, casi todos esos niños fallecieron, algunos devorados por los grandes reptiles y otros de hambre o abandono.