“El libro negro (Zwartboek)” (2006), de Paul Verhoeven (Holanda, Reino Unido, Alemania y Bélgica
FILMOTECA, CON DANIELA ROSENFELD – Guion: Paul Verhoeven y Gerard Soeteman; basado en un argumento de Gerard Soeteman. Reparto: San Fu Maltha, Jens Meurer, Teun Hilte, Jos van der Linden, Frans van Gestel y Jeroen Beker. Premios: Festival de Venecia: Mejor Película Internacional. Festival de Cine de Holanda: Mejor Película, Mejor Actriz, Mejor Director
Tras la ejecución de su familia a manos de los nazis, una joven judía se une a la resistencia que lucha contra la ocupación en Holanda. Su misión será infiltrarse en el cuartel general nazi, seduciendo a un alto oficial alemán para obtener información y poder liberar a un grupo de combatientes que han sido capturados.
En este film, Paul Verhoeven (Instinto Básico, Robocop, Show Girls), uno de los directores más interesantes del cine comercial hollywoodiense de los últimos años, vuelva a Europa y deja ver sus raíces, aunque su visión sigue siendo tan escéptica como siempre. Según el director, necesitaba desconectar del cine comercial para centrarse en otro tipo de proyectos. La película está inspirada en hechos reales, los personajes principales están basados en las vivencias de personas con nombres y apellidos que existieron en Holanda durante la Segunda Guerra Mundial.
Verhoeven tenía este proyecto en mente desde finales de los años ’70, cuando trabajó con el guionista Gerard Soeteman en “Soldier of Orange”, también ambientada en la Segunda Guerra Mundial. Gran parte de la documentación que Verhoeven y Soeteman reunieron para la película no fue utilizada. Encontraron mucho material que mostraba una cara de la participación holandesa en la Segunda Guerra Mundial que no era muy gloriosa. Casi 30 años después, Verhoeven ha podido usar ese material. “Es desde luego una historia que provoca muchas resonancias en mí dado que los últimos años de la ocupación los viví en La Haya. Viví cerca de donde estamos rodando y recuerdo perfectamente los bombardeos, los disparos y los cadáveres de civiles en las aceras. Se asesinaba a la ciudadanía masivamente simplemente si un oficial alemán había muerto. El derramamiento de sangre fue ingente. Creo que fueron aquellos hechos de los que fui testigo en mi infancia los que me proporcionaron una visión irónica de la violencia. Aunque se me acusa de rodar películas violentas, lo cierto es que tan sólo reflejo la violencia real de la sociedad. Es más, de joven me gradué en matemáticas y ciencias físicas en la universidad de Leiden, pero fueron los hechos de la guerra los que me provocaron ser director de cine”.
Asegura Verhoeven que el guión de Soeteman no juzga, “no hay héroes ni villanos, son todos personajes grises, ni blancos ni negros. Durante la guerra, vivían en La Haya hasta 140.000 judíos y al final quedaron tan sólo 30.000. Por otro lado, tras la rendición, se asesinó a muchos ‘traidores’ y murieron muchos inocentes… Gerard y yo hemos investigado estos hechos durante tres décadas. Y no descarto que volvamos a ser causa de controversia”.
El enfoque que Verhoeven y Soeteman sugieren es una especie de anti-lista de Schindler: los judíos que figuran en ella no van a ser quienes se salven, sino quienes sean traicionados. Durante la primera mitad, el film parece que fuera la venganza de una superviviente de esa lista, Rachel Steinn; sin embargo, su rol como espía de la resistencia holandesa la vincula sentimentalmente con un capitán nazi. A partir de este punto, Verhoeven se centra casi exclusivamente en el fondo: dar a entender que en una guerra no hay mejores ni peores, vencedores ni vencidos, buenos ni malos; sólo muertos y supervivientes.