“El monstruo de la memoria”, de Yishai Sarid
OT: LETRAS ISRAELÍES, CON ANA BEJARANO – Provocador, subversivo. “Es un mazazo para el lector” asegura nuestra experta al hablarnos de El monstruo de la memoria, este libro escrito en primera persona -en forma de carta/informe dirigido por el protagonista a su superior en Yad Vashem- en el que Yishai Sarid arroja preguntas como ¿cuál hubiera sido nuestro comportamiento si durante el Holocausto hubiéramos sido alemanes, cómo si hubiéramos sido judíos? ¿cómo se debe construir la Memoria? Sarid nos sitúa en la “Shoá ahora” de los viajes a los campos, su impacto en los más jóvenes y nos confronta con monstruos -no sólo de la Memoria- aún sin vencer.
Ed. Sigilo. ¿En qué momento se convierte la memoria histórica en un monstruo? Un joven historiador israelí, experto en los métodos de exterminio nazis, empieza a dirigir excursiones a los campos de muerte en Polonia a fin de ganar un poco más de dinero para mantener a su pequeña familia. Ahí lleva soldados, políticos y sobre todo alumnos de secundaria israelíes. En su carácter de «representante de la memoria», su tarea principal es asegurar, ciñéndose siempre al discurso oficial, que los jóvenes no se olviden nunca de lo que pasó. Y lo hace bien; cada vez le dan más trabajo y tiene que pasar más tiempo en Polonia, lejos de su mujer y su hijo.
Los campos de exterminio se convierten así en su ambiente laboral y lo atroz va penetrando en su alma: con horror, descubre en las personas que guía y en sí mismo cierta admiración por la fuerza y la capacidad de ejecución de los asesinos. Para sobrevivir en este mundo, le dice un alumno en una de las visitas, «tenemos que ser un poco nazis». Poco a poco, el historiador se da cuenta de que ninguno de los visitantes está dispuesto a mirar de frente los crímenes y sus consecuencias morales y que el discurso pronunciado por él con tanta contundencia tampoco los prepara para ello.
Escrita con un lenguaje preciso e incisivo, El monstruo de la memoria es una novela de resonancia universal que advierte de los peligros que acechan a los países y a sus pueblos a la hora de construir una memoria histórica. En este relato de ascenso y caída inevitable, Sarid despliega los procesos destructivos y perversos que atraviesa un agente de la memoria en el intento de hacer bien su trabajo.
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