FUERA DE FOCO, CON BRYAN ACUÑA – Esta es una actualización de lo que ocurre en Israel que se resume en tres tópicos momentáneamente. En primer lugar, la imposibilidad de rescatar a todos los secuestrados de los cuales los informes señalan habrían solamente 50 con vida. Ante esto, hay debates a lo interno de Israel acerca del problema que significa arriesgar vidas de soldados en el proceso de rescate, lo cual ha llevado a Tzahal a una situación insostenible con el tiempo, porque en medio de una guerra urbana con enormes posibilidades de muertes tanto de civiles palestinos como de soldados israelíes que genera presiones desde muchos frentes, están en este momento en la posición que Hamas quería ver a Israel.
El segundo aspecto tiene que ver con la imposibilidad de desmantelar en su totalidad el poder de Hamas y las posibilidades que este logre “sobrevivir” por medio de una aleación con las fuerzas de Fatah y convirtiéndose en un activo momentáneo de la ANP, lo cual supone el riesgo a largo plazo de que la permeabilidad del pensamiento radical de Hamas termine siendo asimilado por los palestinos en su totalidad y esto genere un conflicto de más envergadura, con un poder político más marcado.
En tercer lugar, y no menos importante, existe la posibilidad de una mega operación de Israel contra Hezbolá que lleve a un desgaste mayor y también a un proceso mucho más peligroso que el actual, ante la estructura militar del grupo islamista chiita que viene acumulando experiencia y poder desde la guerra de 2006. Un cuarto elemento que se podría sumar y que es un poco más necesario de analizar por separado es la situación política de Israel que lo pondría en la necesidad de cambiar de Primer Ministro, con el desgaste político que esto implica y la polarización a nivel social, por lo que es importante marcar este con un asterisco y hacer su propio espacio de análisis.
Israel ha caído en un impasse que no le convenía y debe buscar la forma de zafar alguna de las partes de este nudo, para evitar que a largo plazo esto le pueda generar mayores pérdidas políticas y estructurales.