El origen de los apellidos Jiménez, López, Hernández y Daniel
HUELLAS – Desde hace 15 años, Radio Sefarad recoge las solicitudes de oyentes interesados en el posible origen judío de sus apellidos, para que el experto Manuel Sanvicente nos comunique sus resultados, en este caso en particular, de Jiménez, López, Hernández y Daniel.
JIMÉNEZ, LÓPEZ y HERNÁNDEZ
A finales del siglo XIV y durante el siglo XV los hispanojudíos adoptaron apellidos de uso común entre la población en general, evitando aquellos que hacían referencia a animales o plantas y eran delatores de un origen determinado. Así tomaron Jiménez, López o Hernández, pese a la prohibición de Vicente Ferrer sobre la tenencia de apellidos de cristianos sin mediar conversión. Es importante señalar que la terminación en la lengua castellana del sufijo “ez” (hijo de), para ellos tenía el significado oculto de Eretz Israel (La Tierra de Israel). Jiménez, López y Hernández figuran en las listas de la Inquisición como procesados y en la Iglesia como conversos. Los López aparecen en numerosos procesos acusados de judaizantes – pertenecían a profesiones liberales y comerciantes – , perseguidos hasta finales del siglo XVIII en Sevilla. En el exilio se establecieron en Oriente Medio, Reino Unido y Alemania. A mediados del siglo XVII vivían en Esmirna y durante los siglos XVIII y XIX emigraron a países de Europa y América. Estos apellidos de judíos pueden pertenecer a su línea genealógica o no.
DANIEL
Uno de los llamados “apellidos bíblicos de Mallorca”, y muy extendido en las comunidades de la Península entre personas sencillas y destacadas. En 1492 se produjeron algunas conversiones entre familias Daniel, aunque la mayoría prefirió el exilio en la vecina Portugal y posteriormente en Brasil. Tanto allí como en Portugal fueron víctimas de la Inquisición portuguesa. Otras familias Daniel llegaron al Norte de África e Imperio Otomano y en él a la ciudad turca de Esmirna, donde vivieron desde 1833. Cien años después emigraron a países de Europa y América. Daniel significa en hebreo “Dios es mi juez” o “justicia de Dios”.