EL INVITADO DEL CENTRO SEFARAD – ISRAEL – El abogado experto en derechos humanos, y miembro de la Comunidad Judía Bet El, Emilio Ramos, nos habla de los aspectos históricos que pusieron en contexto la decisión del presidente dominicano Trujillo de abrir las fronteras de la República Dominicana a miles de refugiados judíos en un momento histórico en el que casi ningún país estaba dispuesto a recibir a los que huían de la Europa nazi.
En la Conferencia de Évian de 1938 la República Dominicana fue el único en el mundo que decidió recibir a 100 mil refugiados, aunque el número de llegadas se vio severamente afectado por el inicio de la guerra y otras restricciones encontradas por los judíos en su camino.
Aunque sólo alrededor de 750 refugiados pudieron alcanzar sus costas, la República Dominicana otorgó más de 5.000 visas a judíos entre 1939 y 1942, lo que sin duda ofreció salvoconducto a muchos para alcanzar otros destinos.
Los judíos que llegaron a Sosúa iniciaron una nueva vida, afrontando los grandes retos del idioma, el clima y la cultura. Allí se les cedió tierra y recursos para cultivarla, gracias a la ayuda -más o menos desinteresada de un Estados Unidos que no deseaba más inmigrantes judíos, del Dominican Republic Settlement Association (DORSA, por sus siglas en inglés).
En Sosúa instalaron fábricas, construyeron una escuela y un hospital, dinamizando la población que todavía hoy evidencia una presencia de la comunidad establecida durante los años 40.