MILÍM: LA HISTORIA DE LAS DIÀSPORAS, CON ALICIA BENMERGUI – La fuente de la hemos obtenido la historia de Ada Sereni, es Patrikzia Acobas, profesora de la Universidad de Jerusalén. La vida y la muerte de Enzo Sereni (del que hablamos en la entrega precedente), sobre todo su heroico y trágico fin, no deben empañar la figura de su mujer, Ada Ascarelli, que llevó a cabo una incansable tarea de rescate de miles de sobrevivientes y sus esfuerzos para trasladarlos a Israel, y muchas otras actividades, todas ellas relacionadas con su total involucramiento con la causa sionista y la de todos aquellos que hicieron posible la existencia de Israel y los valores en los que estaban inspirados. Ada y Enzo pasaron su primer año en Palestina en Rehovot en condiciones difíciles; más tarde se refirió a esto como el peor momento de su vida. Enzo trabajaba en los huertos, mientras que Ada se quedaba en casa cuidando a sus dos hijas pequeñas. En junio de 1928, junto con un pequeño grupo de pioneros nacidos en Rusia, fundaron el kibutz Givat Brenner, donde Ada trabajó más tarde como directora de la fábrica de zumos y conservas Rimon. Enzo, que comenzó a participar en el servicio comunal dentro del movimiento obrero, fue enviado a Alemania a principios de la década de 1930 como emisario de su movimiento juvenil. La familia fue enviada varias veces a Nueva York, donde Ada organizó una comuna de jóvenes pioneros sionistas con los que vivían en el Bronx.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Enzo estuvo entre los iniciadores de un plan para enviar en paracaídas a agentes judíos a Europa. Él mismo se lanzó en paracaídas sobre las líneas alemanas el 15 de mayo de 1944, como oficial del ejército británico. Capturado por los alemanes, fue asesinado en Dachau el 18 de noviembre de 1944. Durante varios meses Ada permaneció sin noticias de su marido. En mayo de 1945, cuando fue declarado oficialmente desaparecido en acción, Givat Brenner decidió intentar encontrarlo. Ada se acercó a Shaul Avigur (1899–1978), quien era el jefe de la Haganá, organización para la “Inmigración Ilegal” y organizadora de las misiones de paracaidistas en colaboración con el ejército británico, quien le sugirió que participara en la asistencia militar en Italia por un período de al menos dos años. Oficialmente, iba a establecer clubes para los miembros de la Brigada Judía, pero también se dedicaría a organizar la inmigración ilegal, bajo el mando del legendario Yehuda Arazi (1907-1959), y también a buscar a Enzo. Con el permiso del kibutz y el acuerdo de sus hijos, Sereni partió el 3 de julio de 1945, junto con otras tres mujeres, todas con uniforme británico. Viajando vía Egipto, volaron a Nápoles. Ada encontró varias pistas sobre el destino de Enzo: los prisioneros de guerra italianos recordaron el coraje que les había inculcado; un sacerdote cristiano habló de un libro con notas en un idioma extraño, que le había sido confiado pero que se había perdido; un joven enfermo del campo de concentración de Mildorf informó sobre un “Capitán Barda” que había sido enviado a Dachau y dijo que Barda había repartido en partes iguales entre todos los miembros de su grupo un plato de sopa que él, como jefe del grupo. Al llegar a Munich, Ada encontró el registro cuidadosamente ordenado de aquellos que habían sido enviados a la muerte en Dachau. Aquí descubrió la notificación de la muerte de su marido. Su misión privada había terminado.
Ada Sereni regresó a Italia, comenzando un período de intensa actividad dedicada a la inmigración clandestina e “ilegal” de sobrevivientes del Holocausto a Palestina, en oposición directa a la política británica. Su tarea era comprar barcos, llenarlos de judíos y organizar todos los aspectos del viaje. Al principio, sirviendo como segunda al mando de Yehuda Arazi, lo reemplazó como comandante de la operación en 1947. Continuó en este puesto hasta el 14 de mayo de 1948, cuando el último barco partió de Formia (Roma), ya no clandestinamente, sino abiertamente, al recién establecido Estado de Israel. En el curso de su trabajo en Italia, Ada Sereni demostró un admirable poder de organización y un don para hablar con las autoridades italianas. Estas cualidades fueron invaluables tanto para encontrar alojamiento para los numerosos refugiados como para organizar sus viajes. En total, ayudó a 28.000 judíos a llegar a Palestina, en un total de 38 barcos que zarparon de Italia.
Después del establecimiento del Estado, Sereni continuó trabajando en inmigración, pero también se dedicó al contrabando clandestino de armas de Europa a Israel. En una reunión no oficial con el primer ministro italiano, Alcide Gaspari (1947-1953), lo convenció para que la ayudara en esta tarea y logró obtener la complicidad pasiva de las autoridades italianas. Al regresar a Israel en 1950, se mudó a Tel Aviv y participó activamente en varios asuntos civiles. En julio de 1954, su hijo Daniel murió cuando un avión Piper se estrelló en el kibutz Ma’agan, en la orilla del lago Kineret, en el transcurso de una ceremonia en conmemoración de su padre y los demás paracaidistas de la guerra. Una mujer de gran energía, Sereni se unió a Nativ, una rama del servicio secreto de Israel que participó en la lucha para ayudar a los judíos soviéticos a emigrar a Israel. En 1958 envió una carta a David Ben-Gurion, primer ministro de Israel, solicitándole que la empleara en el esfuerzo de “judaizar a los goyim”, tarea para la cual pasó los años 1958 a 1967 en Roma, trabajando en el tema de la aliá de los judíos soviéticos. Manteniendo sus lazos con su país de nacimiento, Sereni ayudó a fundar la Associazione Italia-Israele. Pasó los últimos años de su vida en una vivienda asistida en Nofei Yerushalayim en la capital de Israel, donde murió en noviembre de 1998. Y esta historia continúa…