MILÍM: LA HISTORIA DE LAS DIÁSPORAS, CON ALICIA BENMERGUI – Este texto que transcribimos aquí es lo que escribió el historiador Isaiah Berlin sobre la creación de un Estado Judío. Es un texto sobre Disraeli. Marx y la búsqueda de la identidad. Posteriormente contaremos quién era Berlin, porque fue un sionista convencido y es muy valiosa su argumentación sobre el derecho de los judíos a tener su propio Estado.
“Todos los judíos que son del todo conscientes de su identidad como judíos están empapados de historia. Tienen recuerdos más prolongados, son conscientes de una continuidad más prolongada como comunidad que cualquier otra que haya sobrevivido. Los nexos que los unen han demostrado ser más fuertes que las armas de sus persecutores y sus detractores; y más fuerte que un arma mucho más insidiosa: la persuasión de sus propios hermanos, de sus prójimos judíos que, a veces, con mucha sinceridad y habilidad tratan de argumentar que esos nexos no son tan fuertes o tan peculiares como parecen, que los judíos están unidos sólo por una religión común, o sufrimiento común, que sus diferencias son mayores que sus similitudes y, por lo tanto, que un modo de vida más ilustrado – liberal, racionalista, comunista, socialista – los haría disolverse pacíficamente como grupo dentro de su medio social y nacional, que cuando mucho su unidad podría llegar a no ser mayor que la de los unitarios, budistas, vegetarianos o cualquier otro grupo mundial que comparte ciertas convicciones comunes, pero no siempre apasionadamente sostenidas. Si esto hubiera sido verdad no hubiera habido suficiente vitalidad, ni suficiente deseo para vivir una vida común, para haber hecho posible el estado de Israel… Cualesquiera otros factores que pudieran haber intervenido dentro de esta amalgama única que, si no siempre los propios judíos en cualquier caso el resto del mundo, reconoce instantáneamente como del pueblo judío: la conciencia histórica—el sentido de continuidad con el pasado – está entre las más poderosas”. “…Los judíos podrían decir razonablemente que lo que les ha faltado en todos los tiempos es geografía – suelo suficiente en donde vivir y desarrollarse-, pues historia ha tenido más que suficiente. El finado Lewis Namier me contó que al ser interrogado por un espléndido par inglés por qué él, un judío, se dedicaba a escribir historia inglesa y no historia judía, le replicó: ‘¡Derby! No hay historia moderna judía. Sólo hay martirologio judío, y esto no me divierte lo suficiente’. El sentido de esto, y sin duda fue la intención principal, trató de poner al torpe par en su sitio. Pero hay cierta verdad en ello. Los anales judíos, entre la destrucción del Segundo Templo y los tiempos relativamente recientes, en gran medida son el relato de persecuciones y martirio, debilidad y heroísmo, una ininterrumpida lucha contra azares mayores de los que cualquier otra comunidad humana haya tenido que enfrentar…”.
El texto prosigue, tal vez continuemos con sus argumentos pero hemos decidido añadir otro. tomado de un análisis de su vida y pensamientos.
“…El sionismo de Isaiah Berlin procede de una necesidad, no sentimental ni intelectual, no ideal, sino real: la de los judíos de poseer un lugar al que acudir, un lugar en el que ‘puedan ser agradables y desagradables, comunistas, liberales, conservadores… e incluso puedan preconizar el fascismo (…) sin que ello sea motivo de inquietud trágica ni desespero para los judíos en su conjunto, como lo fue en otra época’. Estado, pues, como la ‘…satisfacción de una necesidad no inventada en función de una antigua herida infligida, sino real, después de la muerte de los seis millones de judíos’. Una opción que poco tiene que ver con la de aquellos nacionalismos a los que criticaba por más que hubieran adquirido un poder inesperado”. Y esta historia continúa…