“El violinista en el tejado (Fiddler on the roof)” (1971), de Norman Jewison (EE.UU.)

FILMOTECA, CON DANIELA ROSENFELD –

Adaptación de la obra teatral de Joseph Stein, basada en la novela “Las hijas de Teyve” de Sholem Aleijem. Reparto: Topol, Norma Crane, Leonard Frey, Molly Picon, Paul Mann, Rosalind Harris, Michele Marsh, Paul Michael Glaser, Ray Lovelock, Vernon Dobtcheff, Shimen Ruskin, Neva Small. Premios: Oscar Mejor película, Mejor banda sonora. Globos de Oro Mejor Película, Mejor actor protagonista (Topol). Premios Sant Jordi Mejor película extranjera.

El Violinista en el Tejado está basada en una obra escrita en Idish en el año 1894 por Sholem Aleijem, seudónimo de Sholem Yakov Rabinowitz; autor de varias novelas, cuentos y obras de teatro que popularizaron la vida y costumbres de las comunidades rurales judías en el Este de Europa. El título del film y la obra de teatro está inspirado en un cuadro de Marc Chagall “El hombre muerto” y nos cuenta la historia de Tevye, un humilde lechero judío que vive con su mujer y sus cinco hijas en la aldea rusa (shtetl) de Anatevka. El violinista en el tejado, que aparece brevemente antes de la presentación de Tevye y después comparte la pantalla con los créditos iniciales, es una figura alegórica que representa los malabarismos que el lechero tiene que hacer para salir airoso de todos los problemas que se le presentan. De hecho, Tevye confiesa que “aquí, en nuestro pueblecito de Anatevka, puede muy bien decirse que cada uno de nosotros es un violinista en el tejado, que intenta ejecutar una tonada grata y sencilla sin romperse la cabeza”.
La principal preocupación de Tevye es conseguir marido para sus tres hijas mayores, Tzeitel, Hodel y Chava, ya en edad casadera. Las dificultades derivadas de este hecho conforman el hilo argumental de la película. El estricto modus vivendi impuesto por la cultura judía obliga a Tevye a enfrentarse a varios conflictos, uno por cada hija, que aumentan progresivamente de dificultad. La tradición manda que la casamentera del pueblo proponga un novio, el padre de la novia decida si concede o no la mano de su hija, y ésta acate la resolución paterna sin rechistar, pero las cosas nunca ocurren de acuerdo a lo previsto.
Además de estos problemas, la familia y el pueblo también tienen que lidiar con el fuerte antisemitismo promovido por el régimen zarista y el recelo de la población eslava de religión ortodoxa. Sin embargo Teyve reacciona con buen humor, ironía y alguna pizca de crítica sutil a todas estas contingencias y las asume como propias del alma humana. Anatevka (pueblo ficticio) está ubicado en la denominada “Zona de Residencia” creada por la zarina Catalina la Grande en 1791 y situada en la región más occidental del imperio ruso. Esta era la zona donde la mayoría de la población judía era obligada a vivir en pequeños núcleos rurales, en los que sólo estaban autorizados a dedicarse a la agricultura y ganadería de auto-consumo en pequeños latifundios. Sólo el cinco por ciento de la población judía del Imperio Ruso vivía fuera de la “Zona de Residencia”; con esto se buscaba empobrecer a las comunidades judías y evitar que se formara una poderosa clase media judía como en Alemania o el imperio Austro-Húngaro. Esto no evitaba que los judíos de la “Zona de Residencia” fueran víctimas de pogromos continuos, lo que provocaba emigraciones masivas hacía América del Norte y América del Sur (la mayoría de las actuales comunidades judías en Estados Unidos o Argentina proceden del antiguo imperio ruso).
Con todas estas referencias culturales, musicales, pictóricas, históricas e incluso políticas, Norman Jewison realizó un gran musical con mucho ritmo que mezcla escenas de vitalismo y alegría con otras de gran intensidad dramática, momentos de clasicismo teatral con momentos en los que predominan elementos casi vanguardistas e incluso la utilización de efectos especiales. “El Violinista en el Tejado” es una soberbia obra cinematográfica con un guión lleno de contenido humano y sabiduría. La película contó con un importante esfuerzo de producción, rodándose los interiores en los estudios de Pinewoood en Buckinghamshire – Inglaterra – y los exteriores en la actual República de Croacia, que tiene un paisaje muy similar al de la llanura ucraniana. Son destacables escenas musicales como “If I were a rich man”, “Tradition”, “To life”, “Machemarker”, “Sunrise, sunset” y coreografías como las de “El Baile de las Botellas” o “Los Bailes Rusos”. Jewison consigue que las escenas musicales tengan vida propia, algo que no se ha conseguido en la mayoría de las adaptaciones para el cine de comedias musicales.
La trama se basa en dos grandes temas: la religión y la tradición, ambos muy relacionados. No en vano la película comienza con el tema “Tradition”, que se convierte en el leit motiv de la película. La tradición mueve al pueblo de Anatevka: los matrimonios tienen que ser arreglados por la casamentera del lugar; en los bailes, los hombres y las mujeres deben permanecer separados, y, por supuesto, nunca bailar juntos; los judíos y los ortodoxos no deben juntarse… Pero el mundo está cambiando, y pronto esa tradición se verá amenazada. En cuanto a la religión, es omnipresente en la vida del pueblo, y lo podemos apreciar desde el personaje de Tevye, que habla continuamente con Dios como si fuera un viejo amigo; le consulta las decisiones que debe tomar, le maldice sus episodios de mala suerte, y le pide para que los suyos cumplan sus sueños. La forma en la que este personaje ve la vida hace que conectemos inmediatamente con él. A esto ayuda la impresionante interpretación de Topol, que fue quien interpretó a Tevye en las representaciones londinenses de la obra teatral.
Es una historia de amor y aceptación de la vida con un contenido explícitamente político que apela al espectador directamente: las reflexiones críticas de Tevye con mirada desafiante al cielo y las rebeliones de las nuevas generaciones refuerzan las ansias de un pueblo activo que pelea por su evolución.
La dirección de la película corre a cargo de Norman Jewison, al que los ejecutivos de The Mirisch Corporation ficharon porque pensaban que era judío. De hecho, lo primero que les dijo Jewison nada más conocerles fue: “Saben que no soy judío, ¿verdad?”. La historia del reparto también es curiosa. En un principio se pensó en Zero Mostel para el papel de Tevye, ya que lo había interpretado en el musical de Broadway, pero los productores lo rechazaron por considerarlo poco realista, ya que potenciaba la faceta cómica del personaje. El cabreo de la familia Mostel fue tal que, años después, cuando a su hijo Josh se le ofreció un papel en una serie de televisión, éste preguntó si lo había rechazado el hijo de Topol. Para el papel de Golde se contrató a la alemana Hanna Meron, que poco antes del rodaje perdía una pierna en un atentado terrorista en Munich. Su sustituta, Norma Crane, sabía que padecía un grave cáncer de mama (fallecería dos años después), y sólo compartió su secreto con Topol, Jewison y uno de los productores. Assi Dayan, el hijo del antiguo ministro israelí Moshe Dayan, fue contratado para interpretar a Perchik, pero su incapacidad para recitar los diálogos en inglés obligó a sustituirlo por Paul Michael Glaser, el Starsky de la serie de televisión “Starsky y Hutch”. La banda sonora es una adaptación del musical de Joseph Stein realizada por John Williams, que recibió un Oscar por su trabajo. Los solos de violín están interpretados por uno de los mejores violinistas del siglo XX, Isaac Stern.

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