EL BUEN NOMBRE, CON ALEJANDRO RUBINSTEIN – Comenzamos con esta entrega una serie de programas dedicados a la incorporación (como prefijo o sufijo) de Dios (EL) a diferentes nombres. El primero y más breve es ELI, “mi Dios”, que aparece como personaje bíblico en el libro del profeta Samuel como máximo sacerdote de la ciudad de Shiló (en la imagen sentado recibiendo al niño Samuel). Otro ejemplo del divino prefijo es ELIAV, “Dios es mi padre”, siendo el primero de los ejemplos un nombre muy común no sólo en Israel y entre judíos, aunque el segundo es muy poco habitual.