SEFER: DE LIBROS Y AUTORES – Superviviente de Auschwitz, la psicóloga y discípula de Viktor Frankl, Edith Eger en su En Auschwitz no había Prozac nos regala “doce consejos para ser feliz, curar nuestras heridas y vivir en libertad”. Nos ofrece, apunta el editor Oriol Alcorta, “solución a las doce prisiones mentales” (abandono, culpa, vergüenza…) en las que todos nos hemos visto encerrados alguna vez y lo hace “con humanidad, humildad, sin menospreciar el sufrimiento de nadie”. En esta nuevo libro de la bailarina de Auschwitz, encontraremos “una frase, una herramienta para cuidarnos”, pues para Edith Eger ningún trauma es pequeño. Simplemente, con sencillez, nos ayuda.
Ed. Planeta. Con solo 16 años, Edith Eger sobrevivió a una de las más crueles torturas de la historia de la humanidad y fue capaz de contarlo. Pero no solo eso. Desde hace décadas, la doctora Eger ayuda como terapeuta a todas aquellas personas que necesitan liberarse de lo que ella llama cárceles mentales, una idea que constituye la base de En Auschwitz no había Prozac. «Cada instante en Auschwitz fue un infierno, pero también fue mi mejor clase. Bajo el yugo de la pérdida, la tortura, la inanición y la amenaza constante de la muerte, descubrí mecanismos de supervivencia y la libertad que sigo usando cada día en mi práctica de psicología clínica, así como en mi vida privada», en palabras de la autora, de 92 años. «No podía deshacer lo que me habían hecho (…) pero sí podía decidir cómo responder al terror y a la impotencia. Por alguna razón elegí la esperanza», confiesa.
La doctora Eger, bestseller mundial con su anterior libro de memorias La bailarina de Auschwitz (2018), halló la fortaleza en sí misma. A través de las páginas de su nueva obra, la autora describe de manera emotiva y didáctica cuáles son prisiones mentales en las que nos recluimos tras un episodio traumático y aborda 12 de ellas, como son el victimismo, la evasión, el abandono, la culpa o la vergüenza. «Muchos nos sentimos atrapados en nuestra mente. Nuestros pensamientos y creencias determinan —y a veces limitan— cómo nos sentimos, qué hacemos y qué consideramos posible. En mi trabajo he descubierto que, aunque las creencias que nos encorsetan aparecen y nos afectan de formas únicas, hay algunas cárceles mentales comunes que contribuyen al sufrimiento», explica en el prólogo de este manual.
A lo largo de breves capítulos, la doctora Eger nos revela la sabiduría y los consejos nacidos de su larga experiencia atendiendo pacientes en su consulta. A partir del sufrimiento ajeno y con el ejemplo siempre presente del largo proceso que la llevó a ella misma hasta la sanación tras escapar del Holocausto, la autora ofrece herramientas prácticas y profundas reflexiones sobre cómo vivir en libertad, cómo trascender el dolor y cómo sanar las heridas, por profundas que sean. Con una lucidez fuera de lo común, la autora logra que valoremos nuestra propia vida y que sepamos sacar partido a todo lo que somos, liberándonos de muchas falsas creencias y dándonos fuerzas para enfrentarnos a cualquier desafío emocional con el objetivo de crecer. Porque todos podemos escapar de nuestras propias prisiones mentales para disfrutar de la vida en plenitud y sin excusas.