Entender Sefarad (15ª parte): el dolor del converso, según Itzhak Baer


MILÍM: HISTORIA DE LAS DIÁSPORAS, CON ALICIA BENMERGUI – En los reinos de Castilla y Aragón en 1391 ha comenzado un drama para el judaísmo ibérico de tal magnitud que la Expulsión de 1492 será solo la culminación de un proceso de eliminación del judaísmo en esta región europea, llevada a cabo especialmente por la Iglesia. En ese momento comenzó para los judíos una de las instancias más dramáticas de su historia, sus ecos resuenan aun hoy.
Quien mejor da cuenta de lo sucedido por ese tiempo, desde una visión profundamente judía, es el historiador Yitzhak Baer, con la colaboración en este caso, de su traductor al castellano, el historiador español Jose Luis Lacave. Este realizó una magnífica tarea trasmitiendo toda la gama de emociones que suscitó en Baer la exhaustiva investigación de fuentes documentales que realizó para escribir esta Historia de los Judíos en la España Cristiana. Logra dar cuenta de los debates teológicos que se produjeron luego de la ola de conversiones, entre conversos y judíos. Con su detallada descripción de los argumentos esgrimidos por ambos contendientes puede comprenderse el clima de época, la situación que atravesaba el judaísmo español y que concluiría con la tragedia de la Expulsión.
También en su relato y análisis de las fuentes de la Disputa de Tortosa (1413-1414) expresa un dolorido y ultrajado sentimiento de injusticia por el trato dispensado por la Iglesia hacia los judíos que participaron en ella. Baer relata sobre la actuación y el anti judaísmo puesto de manifiesto por dos conversos muy importantes, Selomo Halevi de Burgos que se convirtió en Pablo de Santa María y Yeoshúa Halorquí de Alcañiz, médico del Papa Benedicto XIII, en Jerónimo de Santa Fe.
Pablo de Santa María ha sido para el historiador “el más grande de los conversos de aquella generación de conversiones”. Había pertenecido a un círculo de rabinos e intelectuales profundamente versados en los temas teológicos judaicos, también había estudiado filosofía árabe, hebrea y obras sobre Escolástica cristiana. Antes de su conversión desempeñaba importantes funciones económicas y diplomáticas, se bautizó con sus hijos y hermanos a los cuarenta años, su mujer se separó de él porque continuó siendo judía, como parece haber sido bastante habitual para esa época. Luego de su conversión se fue a París, para estudiar teología cristiana, en Avignon se hizo amigo de Pedro de Luna que en 1394 se convirtió en el Papa Benedicto XIII. Fue uno de los peores enemigos que tuvieron los judíos, para Baer, Santa María no fue oportunista o ambicioso, fue un sincero converso. Pese a su erudición en los temas judíos estaba muy influido por el averroísmo y porque además como muchos otros judíos, supuso que tanta persecución y sufrimiento eran la prueba de la derrota de la fe judaica. Con gran capacidad y profunda religiosidad ascendió muy rápidamente en su carrera sacerdotal llegando a ser Obispo de Burgos. Gracias a la tarea desarrollada por gente como ellos las cosas para los judíos ibéricos que permanecieron aferrados a su fe se hicieron mucho más difíciles aún.

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