Entender Sefarad (22ª entrega): el problema de los conversos

MILÍM: LA HISTORIA DE LAS DIÁSPORAS, CON ALICIA BENMERGUI – La Expulsión de los Judíos de España es una de las tragedias padecidas por el Pueblo Judío. Estuvieron allí más de un milenio. A pesar de las persecuciones y humillaciones padecidas en determinados períodos, su identidad religiosa y cultural tuvo rasgos tan definidos y profundos que a pesar de los siglos transcurridos y de una dispersión territorial tan amplia aún existen. Antes de abandonar definitivamente con nuestro relato del pasado en tierras hispánicas, queremos detenernos el período previo y en los problemas de los conversos y la existencia de la Inquisición. Gran parte de los historiadores que han tratado el tema consideran que la situación de la población conversa es la que determinó la Expulsión.

Dominguez Ortiz, en su libro Los Judeo Conversos en España y America sostiene que a mediados del Soglo XV el problema judío había retrocedido a un segundo plano, el más importante y grave era el de los conversos. Al interior de la comunidad según este historiador, las discordias se hicieron más virulentas que nunca. Los que permanecieron como judíos rechazaban a los conversos y estos les devolvían un resentimiento implacable, donde pusieron todo su poder para humillar y exterminar a sus antiguos correligionarios. Por otra parte, un cronista de la época al decir de Domínguez, Andrés Bernáldez que era cura de Palacios, pueblo cercano a Sevilla es muy valiosa porque refleja la opinión de los cristianos viejos. Consideraba a los conversos como falsos e hipócritas, son los mismos argumentos del antisemitismo moderno. Eses grupo social habían logrado según Bernáldez “muy gran riqueza y vanagloria de muchos sabios e doctos e obispos e canónigos e frailes e abades e sabios e contadores es sectretarios e factores de reyes e de grandes señores… todos vivían de oficios holgados y encomprar y vender no tenían conciencia con los cristianos.” Les criticaba hasta sus hábitos alimenticios “. . .nunca perdieron el comer a costumbre judaica de manjarejos e olletas de adafina, majarejos de cebollas e ajos, refritos con aceite, y la carne guisaban con aceite, ca lo echaban en lugar de tocino e grosura por escusar el tocino; y aceite con la carne que hace muy mal oler el resuello. . .”

Por nuestra parte no podemos de señalar un hecho que trasunta este comentario, los judíos conservaban las tradiciones alimenticias mediterráneas, cocinar con aceite, los cristianos viejos habían adoptado la dieta traída desde el pasado de las invasiones delos pueblos germánicos.

Esta historia aun continúa en nuestro próximo encuentro asi que será hasta entonces

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