“Erich Rose: El trágico final de un oficial «judío» en la División Azul”, de Carlos Caballero

METAESCRITURA DE LA SHOÁ, CON JAVIER FERNÁNDEZ APARICIO – “Estamos ante un pequeño ensayo histórico sobre Erich Rose Rose, alemán de origen judío que murió combatiendo con la División Española de Voluntario -la División Azul- en el frente ruso durante el invierno de 1943- nos cuenta Javier Fernández Aparicio- Fue uno de los casos de los miles de militares alemanes que, aún con la persecución atroz contra los judíos durante el nazismo, su anhelo era seguir sirviendo en las filas germanas durante la II Guerra Mundial, no obstante tenerlo prohibido legalmente por su condición e incluso mientras sus familiares eran enviados a los campos de exterminio. “Erich Rose. El trágico final de un oficial “judío” en la División Azul” está publicado por West Indies Publishing Company en 2019

El caso de Erich Rose es especialmente interesante por lo que concierne a España, ya que estuvo ejerciendo como militar en nuestro país desde 1934 y daría su vida en la División Azul, pero también porque ejemplifica el caso del judío alemán conservador, común antes del ascenso de Hitler al poder en 1933, que no teniendo en cuenta el antisemitismo ni las señales de alarma al respecto, apoyaba al nacionalsocialismo en cuanto a que era un movimiento autoritario fascista, antibolchevique y revanchista.

¿Quién es Carlos Caballero? ¿Qué fue la División Azul?

Carlos Caballero Jurado, de 71 años, hijo de maestros, es licenciado en Historia, especializándose en la militar, y más concretamente en el Frente del Este durante la Segunda Guerra Mundial. Así, es autor de diversos libros -destacando su monumental La División Azul: Historia completa de los voluntarios españoles (2019) y decenas de artículos al respecto. En 1981 publicó su primer artículo sobre la División Azul y desde entonces no ha dejado de trabajar sobre este tema, manteniendo encendidos debates en torno al estudio de la División Azul con historiadores del ámbito académico universitario, concretamente de la llamada “nueva historia militar” representada por el profesor Núñez Seixas.

La 250 División de Infantería, llamada oficialmente en España División Española de Voluntarios, y más conocida como División Azul, fue una unidad de voluntarios españoles formada por Franco para apoyar al Ejército alemán tras su invasión de la Unión Soviética, en junio de 1941. Mientras los mandos serán militares, la mayoría de la tropa voluntaria provendrán -al menos en sus primeros reemplazos- del ámbito falangista. Hasta octubre de 1943, cerca de 45.000 soldados participarán en diversas batallas fundamentalmente relacionadas con el sitio de Leningrado. Fue retirada del frente cuando Franco comprendió que Alemania perdería la guerra, para congraciarse con los Aliados. No obstante, no haber evidencias de que la División Azul hubiese participado en las masacres de judíos, sí es cierto que fueron testigos en diverso grado del destino de éstos con los alemanes y que el antisemitismo era común entre sus filas.

Los judíos de la Wehrmacht (Ejército Alemán)

Los alemanes de origen judío que participaron como soldados dentro de la Wehrmacht, con diversas motivaciones, fueron estudiados por el historiador militar estadounidense Bryan Mark Rigg en 2002 (en español se publicó en 2011, Los soldados judíos de Hitler, Inédita). Carlos Caballero se basa en algunas de las informaciones que aporta Rigg, que también ofrecía una breve reseña sobre quién fue Erich Rose. Existe poca documentación al respecto, sobre todo en los archivos militares, que ofrece algún dato en especial en cuanto a fechas.

Rigg reconstruye el marco legal y la experiencia de los alemanes de ascendencia judía y que, según la legislación segregacionista del Tercer Reich, eran descritos como mischlinge, pero que acabaron sirviendo en las filas de la Wehrmacht durante la Segunda Guerra Mundial. Entre 107 y 190 mil hombres. Es muy curioso, porque como ejemplo se apoya en una foto de 1939 de un «soldado alemán ideal», cuando resulta que era uno de estos “medio judíos”… Rigg señala su decepción, ya que estaban ideológicamente cercanos a la política nazi, con las leyes antisemitas primero y el proceso de exterminio desde de 1941 que asesinaba a sus familiares e incluso les ponía en riesgo a ellos mismos. La parte más polémica de la obra de Rigg es que blanquea el papel de las Wehrmacht en cuanto a la no aplicación a rajatabla de la legislación antisemita, pues esto no fue así salvo en los casos que estudia.

La trágica historia de Erich Rose

Nacido en septiembre de 1912 en Estrasburgo (Alsacia, cuando estaba en manos de Alemania), era hijo de un médico militar de origen judío, Siegbert Rose, y de la también judía Franziska Rose. La familia se trasladó en 1920 a Darmstadt, donde el padre trabajó como médico ya civil. De carácter culto -poseían una enorme biblioteca- y muy conservador, Siegbert destinó a Erich -hijo único- a la carrera militar. La familia Rose apoyaba abiertamente al nacionalsocialismo, menos su antisemitismo claro, algo que “sería pasajero” y contra los judíos orientales. Las leyes de Nuremberg de 1933-1934 expulsarían al padre primero, era funcionario, y al propio Erich el 28 de enero de 1934 de la milicia.

En 1934, Erich ya estaba en Madrid, quizás trabajando para la Embajada alemana y cuando estalla la Guerra Civil es nombrado instructor adscrito a la Legión Condor, ingresando también en la Academia de Infantería de Toledo donde saldría con el grado de teniente. Como quería permanecer en España tras la guerra, ingresó en la Legión en septiembre de 1938, pensando que después le reconocerían nacionalidad española y grado militar. No sería así, aunque sería condecorado por su desempeño. En septiembre de 1939 está en Barcelona con planes de volver a Alemania, no sé sabe bien para qué.

En junio de 1940 se alista en la División Azul y es intérprete al Cuartel General con rango de teniente. Por sus acciones, en abril de 1942 es condecorado con la Cruz de Hierro, increíble para un mischlinge alemán, pero por esas fechas también recibe correo de Alemania: sus padres y otros familiares han sido deportados a Theresiendstadt (Terezin, para “judíos prominentes”), mientras pierden sus propiedades. Aunque Rose viaja a España y trata de acelerar un proceso de “arianización”, no consigue nada. Le escribe a un amigo alemán: «Estoy hecho trizas. Ya no tengo nada que esperar de la vida ¡Toda mi familia ha sido asesinada o va a serlo!». Efectivamente, con 68 años, muere Siegbert, el padre, en Terezin.

Vuelta a la División Azul y al frente del Este, los hechos desde entonces son confusos: se especula con que tendría problemas por su condición de judío y sus críticas a Hitler, bien con sus compañeros españoles, bien con la plana mayor de enlace alemana…el caso es que en la terrible batalla de Krasny Bor (un brutal ataque soviético en el frente de Leningrado contra las posiciones españolas) moriría en combate el 10 de febrero de 1943, junto a unos 30 hombres, españoles y alemanes, al intentar una salida del talud que defendían. Algunos especulan con que Rose buscaba su muerte. Durante muchos meses se le dará por desaparecido, pues nunca se encontró su cuerpo. Había dictado testamento donde sus últimas palabras fueron:

“Si caigo en combate no quiero que lloréis por mí, porque el destino que yo he querido para mí nunca ha sido otro que el de morir vistiendo mi guerrera gris [alemana], a despecho de todo. Eso ya lo he conseguido, después de una gran lucha”.

Quince días antes, había recibido la noticia de que su madre había muerto también, en enero de 1943, en el tren que la llevaba al campo de exterminio de Auschwitz.

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