“Esclavo de dios” (2012), de Joel Novoa (Venezuela – Argentina – EE.UU.)
FILMOTECA, CON DANIELA ROSENFELD –
Guion: Fernando Butazzoni. Reparto: Mohammed Alkhaldi, Daniela Alvarado, Devorah Lynne Dishington, Laureano Olivares, César Troncoso.
inspirada en hechos reales, “Esclavo de Dios” es un emocionante y controvertido thriller que narra la historia de Ahmed Al Hassama, un fundamentalista suicida en espera del momento para llevar a cabo su misión y quien fue forzado por su mentor a formar una familia como coartada. Finalmente llega la hora de Ahmed: es enviado a Buenos Aires, Argentina, como miembro de una célula de suicidas. Ahora Ahmed debe abandonar a la familia que comenzó a amar para poder llevar adelante la tarea que su Dios le ha encomendado. En la otra cara de la moneda de éste conflicto está David Goldberg, un brillante agente del Mossad israelí. David es enviado a Argentina en 1992, luego de una alerta de inminente ataque terrorista. Dos personajes extremistas, uno islámico y el otro judío, cuyos caminos se encuentran enfrentados a cada lado del conflicto, durante el ataque a la AMIA, en 1994 en Buenos Aires, Argentina.
David y Ahmed son Esclavos de Dios y protagonistas de una guerra sin fin en la que Dios guía el camino y sus destinos. Existen varias maneras de tratar este tipo de temas que tocan tan de cerca la realidad y cuya problemática influye en la vida de mucha más gente que la directamente involucrada en los conflictos planteados. Novoa se decanta por un tratamiento elaborado y que, mas allá del subjetivismo inherente (el no tomar partido también es una posición), apuesta por una narración cercana a la realidad sin villanos ni héroes. Si bien el atentado a la AMIA del 18 de julio de 1994 juega un rol importante, es utilizado fundamentalmente para seguir el proceso y las peripecias personales de dos personajes antagónicos: Ahmed, un terrorista libanés, y David, un agente encubierto del Mossad israelí en Buenos Aires.
Muchas veces, ante temas tan violentos, tendemos a centrar el análisis en la polémica y en la visión que se tiene sobre los hechos. En este caso, existen un par de episodios muy sugestivos que potencian este aspecto. El director del filme, el venezolano Joel Novoa, es de ascendencia judía e hijo de José, uruguayo y también cineasta que reside desde hace ya tiempo en Venezuela, y que estuvo a punto de subir a uno de los aviones que se estrellaron contra las Torres Gemelas el 11 de setiembre de 2001. El otro hecho singular es que uno de los protagonistas, el kuwaití Mohamed Alkhaldi, debido a intrincados asuntos burocráticos, no tiene la ciudadanía de su país y vive actualmente como refugiado político en Venezuela.
Novoa acierta utilizando recursos austeros para narrar claramente lo que está pasando; el ejemplo más claro es la escena del atentado a la AMIA, donde unos pocos sonidos y los rostros desencajados de los transeúntes hablan por sí solos, y bastan para dotar al momento de intensidad dramática. La historia, contada a manera de thriller político-policial, consigue un acertado equilibrio entre la incertidumbre en relación al desarrollo del relato, y la profundidad con que se exploran las intenciones y los sentimientos de los protagonistas. Otro elemento importante es el guión del uruguayo Fernando Butazzoni. Además de aportar datos resultantes de una exhaustiva investigación de todo lo que rodeó el caso, algunos diálogos están extraídos literalmente de los informes oficiales; consigue que la narración mantenga una estructura eficaz entre el interés por los acontecimientos y los procesos de los personajes inmersos en situaciones límite y a los que continuamente invaden sentimientos contradictorios.
Esclavo de Dios enfrenta al hombre con sus dilemas. Llama a la reflexión, engancha con lo que cuenta y se vale de recursos honestos para plantear sus cuestiones. Es interesante destacar a modo de anécdota que días antes de su estreno en Venezuela, el movimiento chavista Foro Itinerante de Participación Popular emitió un comunicado en el que pidió boicotear la película y la acusó de hacer un “manejo errado de la realidad que viven pueblos como el Líbano y Palestina”. El director Joel Novoa contestó a estas críticas destacando que “son comentarios sesgados basados en un tráiler de apenas dos minutos, porque no han visto la película. La película no toma posición, no hace propaganda de nadie. Se adentra en la mente de ambos extremistas, no es antiárabe”. Novoa afirmó que con su película buscó “generar discusiones sobre la tolerancia”. “Lo que yo quiero transmitir es la importancia de entender al otro; la única lucha es contra los fanatismos. La película, al final, a lo que llama es a ponerse en los zapatos del otro”, sostuvo.