NOTICIAS CON COMENTARIO A DOS – Aunque la última comunicación con Pascal Roy en Jerusalén fue el pasado viernes, la esperada y anunciada «respuesta» de Irán y sus proxies a la eliminación del máximo responsable militar de Hezbolá y el máximo representante diplomático de Hamás (este último nada menos que alojado en un cuartel de la Guardia Revolucionaria en Teherán) aún no llega, aunque sí los anuncios de preparación y posibles respuestas contundentes de Israel y aliados (especialmente, portaaviones estadounidenses desplegados en las costas del Mediterráneo oriental y el Golfo Pérsico). Sin embargo, en Israel aún no se siente que vaya a haber un ataque inminente. Lo que hay es una convicción generalizada de que no hay alternativas tras el brutal ataque del 7 de octubre que ha llevado a muchos sectores (incluso los más proclives al diálogo y la paz) a mirar con otros ojos a los vecinos gazatíes, en la convicción de que, de no haber sido detenidos en las primeras horas de su incursión en territorio israelí, las violaciones y barbarie hubieran sido protagonizadas no sólo por los «combatientes» de Hamás, sino también por una parte mayoritaria de la «población civil» de Gaza. En la imagen, el ministro israelí de defensa, Gallant, en la comandancia general del ejército, a la espera de novedades.