“Europa Europa” (1990), de Agnieszka Holland

FILMOTECA, CON DANIELA ROSENFELD –

El joven judío Salomon Perel (Marco Hofschneider), es el hijo menor de una familia alemana de origen judío que decide exiliarse en Polonia huyendo de la política antisemita de los nazis. Sin embargo, tras la invasión alemana, Salomon emprenderá una nueva huida hacia el Este, refugiándose en un orfanato soviético, donde se hace miembro de las juventudes comunistas. Pero durante la Operación Barbarroja en 1941 (nombre en clave dado por Hitler al plan de invasión a la Unión Soviética) Salomon es capturado por los alemanes, a quienes hará creer que es hijo de un alemán exiliado llamado Josef Peters. Tras ser enrolado en la Werhmacht, y vivir una serie de asombrosas peripecias Salomon será enviado a Alemania para pasar a formar parte de una academia de élite de las juventudes hitlerianas. En su empeño por la supervivencia, Solly interpreta con tanta convicción su papel que incluso llega a perder su propia identidad en varios momentos.
Basándose en hechos reales relatados por el judío Salomón Perel y recogidos en su libro autobiográfico: “Tú tienes que vivir”, la película realiza un recorrido que abarca desde el inicio de la persecución de los judíos en Alemania en la década de los 30 hasta la caída del III Reich en 1945. “Hitlerjunge Salomon” (título original) es un film que reflexiona sobre la construcción de la identidad y su fragilidad en tiempos tan convulsos como los de la Segunda Guerra Mundial y muestra sus miserias. Lo más acertado de Europa, Europa es la descripción realista de las situaciones que vive el protagonista, junto a una visión crítica del nazismo y del comunismo impregnada de una fina ironía. A. Holland nos muestra la forma de adoctrinamiento de ambas fuerzas políticas, primero la comunista y después la nacionalsocialista.
El ritmo de la acción es pausado, pero nunca decae, manteniendo el interés del espectador en todo momento a través de un guión que dosifica hábilmente drama, acción y toques de comedia. La directora nos muestra a través de una historia casi increíble las absurdas contradicciones de los fundamentos raciales del nazismo y principalmente lo trágicamente azaroso de cualquier guerra.
La directora y guionista nació en 1948 en Varsovia de padre judío y madre católica. Holland formó parte de la Nueva Ola del cine polaco de los años 70. Empezó su carrera como asistente de dirección de grandes cineastas como Krzysztof Zanussi y Andrzej Wajda y sufrió en carne propia el nazismo porque sus abuelos paternos fueron asesinados durante el Holocausto
“Sí. Mi madre era católica pero colaboró con la resistencia polaca y ayudó a varios judíos. Ella era una muchacha muy joven en Varsovia cuando esto ocurría”.
Europa, Europa es un film más profundo de lo que parece, provisto de una gran ironía. Una mirada sobre el miedo, sobre la culpa, sobre la impotencia, sobre la pérdida definitiva de la inocencia. Por mucho que Salomon cambie de identidad, por mucho que se esconda y reniegue de sí mismo, lo que está claro es que jamás volverá a ser aquél chico que, con trece años, abandonó su casa con la promesa de celebrar su Bar Mitzvá. En lugar de eso, su entrada a la edad madura consistirá en adentrarse en el territorio inhóspito y hostil de una Europa a punto de desmoronarse que se convertirá en su cárcel particular.
Sin embargo, no nos encontramos frente a un film de denuncia, ya que no existe ninguna intención de reproche a la hora de filmar el convulso periplo existencial de Salomon. Él tan sólo es una víctima más, un joven que a pesar de verse obligado a renunciar a su verdadera identidad, no tendrá que cargar con el peso de la culpa por esto, sino simplemente por el hecho seguir vivo mientras recuerda a los que se han quedado por el camino.

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