MÚSICA ISRAELÍ – El pasado 8 de febrero el cantautor israelí Eviatar Banai cumplió 50 años de edad. En ese tiempo ha consolidado una carrera que ha discurrido desde el rock alternativo a canciones espirituales, coincidiendo con su evolución personal y su estirpe familiar, hijo de juez y hermano de otro cantautor de éxito, Meir Banai. En realidad, su primera vocación fue el cine, luego el teatro y finalmente la música que en principio comenzó a grabar junto a su amigo de la infancia, Tzach Drori, y luego Assaf Amdursky y Korin Alal. En aquel primer disco de 1997, que os traemos hoy y que fue un éxito de ventas, también participaban el guitarrista Peter Roth, su pareja en ese momento, e incluso su madre. Después de unos dos años de actuaciones, Banai decidió emprender un largo viaje a la India y al Himalaya, con el propósito de recargar pilas. Pero fue mucho más que eso. A su regreso a Israel se trasladó a Mitzpe Ramon, en medio del desierto del Neguev, donde trabajó en su segundo disco, que fracasó comercialmente. El tercero tardó en llegar hasta el 2005 y fue disco de oro, y en 2009 uno nuevo en el que se aprecia ya el proceso de acercamiento de Banai a la religión. En 2013 aparece una nueva producción que incluía temas todos ellos compuestos por él, en 2017 el siguiente y en 2021 el último. Desde el inicio hemos estado escuchando Abot ubanim, Padres e hijos, al que seguirán Klum lo atzuv, Nada triste; Manguiná kará, Melodía fría; Matai nitnashek, Cuándo nos besaremos; Sameaj shebata, Contento que hayas venido; Shir sikui, Canción probable; Hadov vehanajash, El oso y la serpiente; Tiatron rusí, Teatro ruso; y acabaremos con Ekdaj, Revólver.