LA PALABRA – Un “falso amigo” es una palabra en otro idioma que se parece a una del propio, pero que tiene un significado diferente, como “exit” que en inglés significa salida, y no éxito. En determinados contextos, los falsos amigos se comportan extrañamente y su significado no es distinto, sino bastante similar, como su fonética. Es el caso de “casualties” (en inglés, bajas, especialmente en el sentido militar) y casualidades. Porque en estos días clama al cielo la diferencia entre la cobertura mediática de las bajas (casualties) por agresiones terroristas, según (casualmente) el origen de aquéllas. Esta semana, sin ir más lejos en el tiempo, en un solo día murieron en Israel cinco judíos: dos acuchillados mientras rezaban en Tel-Aviv y otros tres atropellados cerca de Hebron. Tiempo dedicado en los telediarios españoles: cero segundos. Comparen con la relevancia dada a la primera mujer que se inmoló en Francia durante el operativo en Saint Denis.
Otra palabra cuyo significado convendría valorar es el de “proporcionalidad” que parece sólo válida cuando se habla de la respuesta israelí, por ejemplo, al ataque con miles de misiles y túneles del terror desde Gaza, pero no cuando no judíos (en este caso, franceses) disparan cinco mil balas para detener a menos de una decena de personas, o realizan tres bombardeos en días consecutivos sobre una localidad (Raqqa), a sabiendas que los combatientes yihadistas hace rato han huido de ella. Por cierto, los expertos de Naciones Unidas acogieron estos días con beneplácito la aclaración realizada por el fiscal general de Israel, Yehuda Weinstein, en la que afirmó que las fuerzas de seguridad tienen prohibido disparar a cualquier sospechoso a menos que exista una amenaza inminente contra la vida y que el uso de la fuerza debe ser proporcional con la amenaza. ¿Sólo en el caso de Israel o alguien se imagina que se denuncie la desproporción en la actuación policial o militar francesa en la ONU?
Si hay algo que realmente enfurece hoy día a Europa es tener que admitir como válidas, necesarias y urgentes las medidas antiterroristas que durante décadas han criticado de Israel. Y resulta un sapo especialmente difícil de tragar cuando las víctimas de los ataques (por ejemplo, los últimos acuchillamientos en Milán y Marsella) son judíos ciudadanos nativos, y los incidentes son calcados e indistinguibles de los que tienen lugar en Jerusalén o Tel-Aviv. ¿O será que, como las expresiones, los que dicen defender los mismos principios universales para todos resultan ser “falsos amigos” de la igualdad de derechos?
Jorge Rozemblum
Director de Radio Sefarad