Fin de la resistencia y éxodo desde Brasil

LOS PASOS DE SEFARAD EN EL NUEVO MUNDO, CON DAVID ROSENTHAL – Un intento de vencer a las tropas luso-brasileras y recuperar parte de la tierra fértil, necesaria para obtener alimentos para las tropas y pobladores holandeses, se transformó en 1648 en una gran derrota con la batalla de Guararapes. Una última tentativa de expulsar al enemigo de los territorios ocupados anteriormente por Holanda, en el norte de Brasil, significó un nuevo revés en febrero de 1649. Para poder enterrar a los soldados caídos, el comando holandés tuvo que solicitar un alto del fuego, enviando, con tal propósito, una delegación al general portugués Barreto, en la que Moses Navarro iba como intérprete. Según el texto del término de la rendición, todos los súbditos holandeses, o sea, también los judíos, tenían, a partir del 27 de enero de 1654, un plazo de tres meses para liquidar sus negocios y abandonar el país. Este “Acuerdo de Rendición” especificaba el tipo de mercancías y bienes que aquellos podían llevarse consigo, una vez arreglada su situación, y aseguraba absoluta libertad de conciencia y trato respetuoso tanto de parte de las tropas portuguesas como de la población civil. Lo mismo se garantizaba a esos súbditos holandeses que desearan permanecer allí más adelante, ya que en este caso recibirían igual trato de que el resto de los extranjeros residentes en Portugal. Para el transporte podían usar sus propios barcos o solicitar el envío de más naves desde Holanda. 

Tomado de la obra del profesor Günter Bohm: Historia de los judíos en América Latina y el Caribe

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