FUERA DE FOCO, CON BRYAN ACUÑA – El conflicto en Gaza está en una condición interminable, que parece enredarse cada vez más con un nudo gordiano en el que convergen varios problemas: el desmantelamiento de Hamas, el rescate de los secuestrados y los problemas humanitarios para la población gazatí. Hamas ha demostrado que, con tal de ganar, son capaces de ofrecer a los ciudadanos palestinos a Moloc, así les toque gobernar sobre escombros, tierras quemadas y cadáveres. Lo que viene no es alentador: no hay una luz al final del túnel de la violencia. Hoy señalan 30 mil muertos (entre civiles y terroristas), está por comenzar el Ramadán y las posibilidades de una oleada de violencia en otras regiones palestinas es mayor; los casos de Cisjordania y Jerusalén Oriental, mientras las potencias discuten un alto al fuego y hasta plantean impulsar un estado palestino. Llegando casi a 150 días de conflicto, su final está lejano, la conveniencia de llegar a un acuerdo poco factible, y el sufrimiento de civiles en medio de la línea de fuego es evidente. Todo esto acontece mientras suena en el norte de Israel la posibilidad de una escalada también proveniente de Líbano.