MUJERES EN EL HOLOCAUSTO: ÁNGELES Y DEMONIOS, CON ROSA DUQUE – En la entrega de hoy de Mujeres en el Holocausto: ángeles y demonios, asistimos al análisis de un nuevo demonio que, si bien sigue la línea marcada por nuestras protagonistas anteriores Irma Grese o María Mandel, tiene un diferente e injusto final. Un caso del todo indignante que podrán conocer escuchando la historia de Herta Bothe, la sádica de Stutthof.
Herta fue una joven alemana, de familia desconocida, que comenzó su andadura laboral trabajando como enfermera en un hospital industrial. Pero su deseo de ayudar al prójimo no duraría mucho, cambiando de manera radical su modo de vida al entrar a formar parte en 1939, de la Liga de Mujeres Alemanas (BDM).
A partir de entonces comenzó su diabólica carrera en campos de concentración y exterminio, donde desató toda su ira y donde se extralimitó, hasta límites insospechados, con los presos que se cruzaban en su camino. Una macabra trayectoria que finalizaría en el campo de concentración de Bergen Belsen, tras capitanear una marcha de la muerte de más de 600 km.
Meses después de su llegada al campo, éste fue liberado y ella arrestada junto a todos los miembros de las SS que allí quedaban, incluida nuestra vieja conocida Irma Grese. Arrestada y condenada, resulta cuanto menos indignante que solo fuese condenada a diez años de prisión. Y aberrante cuanto menos es conocer que de aquella década impuesta solo cumpliría seis años hasta que, una vez puesta en libertad, iba a poder comenzar una nueva vida a pesar de haber apagado ella misma tantas otras.
Una vez libre en 1951, Herta se casó, y vivió en el más profundo anonimato del que solo salió en una ocasión para participar en un documental, donde realizó declaraciones que hielan la sangre al no tener Bothe ni un atisbo de autocrítica, ni mucho menos signo alguno de arrepentimiento dibujando así su cruel y sádica personalidad.
“Que quiere decir, ¿que cometí un error?, no… no estoy segura de lo que debería responder, ¿cometí un error? no. El error fue el campo de concentración, pero yo tenía que hacerlo, de otra forma yo no habría sido puesta ahí. Ese si fue mi error”.
Con Herta Bothe, somos testigos de cómo el destacamento femenino tuvo bastante más peso del que suele dársele, a menudo, dentro del complejo engranaje del Tercer Reich, suponiendo un brazo ejecutor determinante que hizo que la maquinaria nazi pudiese seguir en marcha.
Antes de darle al play, les recomendamos, una vez más, material adicional si quieren conocer más sobre el personaje que hoy nos ocupa. En esta ocasión les señalamos el documental en el que Herta realiza las declaraciones anteriormente citadas y un libro.
Recursos adicionales:
Documental: Dreykluft, Friederike (2004). Holokaust (TV mini-series). Germany: MPR Film und Fernsehproduktion.
Libro: Mónica G. Álvarez. (2012). Guardianas nazis: el lado femenino del mal. Edaf.
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