“Holocausto” (miniserie, 1978), de Marvin J. Chomsky (EE.UU.)
FILMOTECA, CON DANIELA ROSENFELD – Guion: Gerald Green. Reparto: Meryl Streep, James Woods, Michael Moriarty, Rosemary Harris, Fritz Weaver, David Warner, Blanche Baker, Sam Wanamaker, Robert Stephens, Tom Bell, Joseph Bottoms, Nigel Hawthorne, Tovah Feldshuh, Marius Goring, Tony Haygarth, Ian Holm, Lee Montague, Ian Holm, Jeremy Levy.
La historia comienza en Berlin en 1935, con la boda de Karl Weiss, miembro de una acaudalada familia judía de origen polaco, con Inga (Meryl Streep), una joven alemana. A partir de ese momento, el progresivo endurecimiento de las leyes raciales alemanas contra los ciudadanos judíos irá haciendo el ambiente cada vez más opresivo en torno a la familia Weiss, sus miembros vivirán en primera persona la persecución racial del gobierno de Hitler. De forma paralela, Erik Dorff (Michael Moriarty), un joven abogado sin filiación política en paro, ingresa en la SS en busca de un empleo e impulsado por su ambiciosa esposa Marta, irá escalando progresivamente en la jerarquía nazi, hasta convertirse en un colaborador directo del despiadado Heydrich en su política de exterminio del pueblo judío.
Holocausto – miniserie de cuatro capítulos, basada en una novela homónima de Gerald Green – es un intento pionero. Su director, Marvin Chomsky, asume el reto de representar la tragedia del exterminio judío utilizando los medios de la televisión comercial norteamericana. Si bien ya se habían rodado con anterioridad series de TV y películas sobre la guerra, sobre los juicios de Núremberg e incluso sobre el trauma de los supervivientes, Holocausto fue la primera en la que el tema era el genocidio nazi de los judíos. El proceso de estigmatización, persecución y exterminio, desde la perspectiva de sus víctimas interpretadas por conocidas estrellas de la TV y el celuloide.
La serie sigue un patrón narrativo clásico de la ficción histórica, que enlaza las historias personales de personajes inventados – la familia judía Weiss y la nazi Dorf – con los acontecimientos históricos de Alemania y Europa entre los años 1933 y 1945 (las leyes de Núremberg, la Noche de los Cristales, Buchenwald, la matanza de Babi Yar, Auschwitz, etc.). El lema publicitario con que se presentaba la serie dice mucho sobre el producto en cuestión: Holocausto: una historia de dos familias. De terror y asesinato. De amor y triunfo. El temerario subtítulo vaticinaba por un lado el éxito comercial y por otro el malestar que iba a provocar en determinados círculos.
Se estima que más de 500 millones de personas en todo el mundo vieron la serie. Holocausto marcaría el inicio, no solo del debate en torno a lo posible y lo aceptable en las formas que adopta la memoria en la pantalla, sino también de la incorporación de la memoria del Holocausto a la cultura popular, en la que cineastas, novelistas e incluso la televisión comienzan a jugar un papel determinante. En definitiva, se creaban nuevos espacios en los que se hacía posible la vinculación con el pasado.
En Estados Unidos la serie fue emitida durante cuatro noches consecutivas, del 16 al 19 de abril de 1978, la serie fue vista por más de 120 millones de personas, un absoluto récord de audiencia y la primera vez en la que, la información sobre el holocausto, se divulgaba masivamente a la opinión pública estadounidense. Es interesante destacar que varios proyectos de registro y archivo de memorias de los supervivientes comenzaron a desarrollarse en esta época, como consecuencia y también como respuesta crítica al impacto de la serie. En Alemania la emisión de Holocausto en enero de 1979 tuvo un fuerte impacto, además de ser vista por mas de 20 millones de espectadores, permitió liberar la reflexión sobre el pasado y situarlo en el debate público cotidiano. No era la primera vez que el tema era abordado por la televisión alemana. Películas y series anteriores ya habían tocado el periodo nazi (1933-1945) y la guerra; pero, casi siempre lejos de los campos de exterminio y sin ahondar en la “cuestión judía”. Pero, fundamentalmente, ninguna de estas producciones había colocado al espectador del lado de las víctimas. Por lo tanto, la emisión de Holocausto puso de manifiesto el fracaso de las series y documentales alemanes de confrontar el genocidio de forma directa. En Holocausto, por vez primera, el espectador sufre y teme a los victimarios. “Fue un cambio de época en la televisión alemana”, afirmó Günther Rohrbach, ex -director de programación de la cadena pública WDR. “Durante mucho tiempo tuvimos miedo de mostrar fuertes emociones en la televisión porque las emociones habían sido manipuladas en el pasado. Nos dimos cuenta de que solo se llega a las personas cuando se las toca emocionalmente”. En definitiva, esta emotividad de la serie, considerada trivial y banalizadora por la crítica intelectual, se transformaba en su principal acierto gracias a su impacto en la sociedad y en la memoria colectiva del nazismo y provocaba por primera vez, después de 34 años, una catarsis colectiva en la sociedad alemana.
En su edición del 30 de enero de 1979, Julio Sierra escribía en el diario El País: “La serie de televisión Holocausto provoca en la RFA un debate nacional sobre el nazismo. La serie ha dejado al descubierto en la República Federal de Alemania todo un proceso psicológico que ahora puede recibir un tratamiento adecuado, si se prosigue el análisis sereno de las causas del nazismo, un régimen que, al fin y al cabo, se impuso con los votos del pueblo alemán y que fue derribado por las armas aliadas. Esta conclusión ha sido unánime, entre televidentes y peritos. Sin embargo, no todos los políticos alemanes actuales han parecido comprenderlo. Durante el debate parlamentario de la pasada semana, mientras los socialdemócratas y liberales han apoyado la iniciativa que ha representado la operación Holocausto, el jefe democristiano, Helmut Kohl, dijo que este serial va a contribuir a enfrentar a los nietos con los abuelos. Se cumplan o no los temores del líder conservador, lo cierto es que, a pesar de la hora elegida para la transmisión de Holocausto – a las nueve de la noche -, el 70% de los alemanes mayores de dieciséis años ha seguido fielmente la programación y el largo coloquio que cada día terminó hacia la una de la madrugada”.
En España la serie se emitió entre el 22 y el 29 de junio de 1979, alcanzando, al igual que en otros países, una enorme repercusión, haciéndose con el TP de Oro a la mejor serie extranjera.
Existen varias razones por las que Holocausto puede considerarse todo un clásico dentro de las series televisivas ambientadas en la Segunda Guerra Mundial: en primer lugar, fue una producción ampliamente galardonada, que se hizo acreedora, entre otros premios, de 2 Globos de Oro y 8 Premios (Meryl Streep, en el papel de sufrida esposa, ganó el Emmy a la mejor interpretación femenina). Por su parte, el protagonista masculino, Michael Moriarty, ganó el Globo de Oro como mejor actor televisivo. La ambientación y la puesta en escena son impecables, las interpretaciones, de un altísimo nivel. También tiene a su favor el hecho de contar el holocausto desde ambos puntos de vista, tanto el de los verdugos como el de las víctimas, lo que resulta muy enriquecedor a nivel histórico, con unos personajes muy bien definidos. Resulta especialmente destacable el desarrollo del personaje de Erik Dorff y el proceso de transformación de un pacífico abogado sin ideas políticas en un sanguinario asesino sin escrúpulos. La evolución de este personaje que ingresa en la SS únicamente movido por la necesidad de encontrar un empleo pero que poco a poco se convierte en un genocida, es una excelente metáfora sobre el ascenso del nazismo en Alemania
Segunda parte:
Tercera parte:
Cuarta parte: