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‎20 Heshvan 5785 | ‎21/11/2024

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“Hotel Imperial”, de Mauritz Stiller (1927)

“Hotel Imperial”, de Mauritz Stiller (1927)

SHÉKET: JUDÍOS EN EL CINE MUDO, CON MIGUEL PÉREZ –

‘Hotel Imperial’ es una película que a muchos cinéfilos les parecerá una vieja conocida. No porque la hayan visionado con anterioridad (no es un filme que haya abundando en los cine fórums europeos más abajo de Suecia), sino porque su argumento ha sido versionado en decenas de largometrajes por parte del Hollywood sonoro: un teniente que huye durante la guerra del ejército enemigo y acaba refugiado en un antiguo hotel donde será descubierto por una empleada con la que mantendrá un romántico y dramático idilio.
En este caso, ‘Hotel Imperial’, rodada en 1927, se enmarca en la Primera Guerra Mundial y tiene como protagonista a James Hall, eficaz intérprete que encarna a un teniente austriaco perseguido por las tropas rusas después de una cruenta batalla en la que acaba separado de su división. El establecimiento en el que se introduce clandestinamente, agotado y rendido por el sueño, ha sido convertido en un cuartel del ejército ruso. Allí lo encontrará y protegerá Anna, personaje encarnado por Pola Negri, una de las actrices más famosas del cine mudo de la época. Para enredar un poco más la trama, Negri y Hall se enamorarán, pero la primera deberá lidiar con el acoso de un mando ruso que pretende convertirla en su esposa y el segundo con un caso de espionaje. La historia fue escrita por Jules Furthman, un periodista vocacional que, sin embargo, sería conocido por su prolífica carrera como guionista de decenas de películas.
Este título permite conocer un poco más de cerca la figura de Mauritz Stiller, uno de los principales directores del cine mudo sueco junto con Victor Sjöström, al que precisamente dirigió en una de sus primeras películas en 1912. Es de resaltar que ‘Hotel Imperial’ es uno de los pocos filmes que se conservan del realizador escandinavo: sólo rodó una cuarentena de títulos y la mayoría se han perdido en incendios y extravíos. Pese a todo, lo que queda de su legado permite descubrir a un hombre especialmente dotado para la sofisticación escénica, que de niño ya sabía tocar el violín y recitar a Shakespheare. Y eso que, como la protagonista de ‘Hotel Imperial’, su vida no fue realmente sencilla.
Nacido como Moshe Stiller en Helsinki en 1883, el realizador procedía de una familia judía ashkenazí que se asentó en Finlandia después de vivir en Rusia. Tuvo una infancia dura acogida por unos parientes. Llamado a filas, decidió exiliarse a Suecia para evitar ser encarcelado. Allí emprendió su carrera como actor. El país disfrutaba de una efervescencia cultural plasmada en numerosas compañías de teatro de todo tipo. A los 29 años perfeccionó sus facetas de guionista y realizador. Empieza a dirigir y a partir de 1916 encadenó una serie de películas que le convirtieron en uno de los nombres con más peso del cine sueco.
Stiller poseía una gran intuición y elegancia. En poco tiempo paso de hacer películas cortas y concretas al estilo de ‘Las máscaras negras’, ‘Vampyren’ o ‘Barnet’ a un tipo de cine muy nórdico, poético y visual. Desarrolló toda clase de géneros aunque sus preferidos eran la comedia y el drama, basados normalmente en obras literarias de su país (entre sus autores de cabecera figuraba la Nobel Selma Lagerlöf) o en tramas que intentaba adaptar de América. En sus filmes ‘noir’ se encuentran muchos de los antecedentes del actual y muy en boga cine negro nórdico. Era un maestro de la sugerencia y la metáfora, cualidad que plasmó en su primer aldabonazo social: ‘Vingarne’, donde un escultor se disputa con una joven decidida el afecto de su alumno. Es la primera vez que el cine aborda la homosexualidad. El realizador encadenó varios éxitos: ‘Amor y periodismo’, ‘El primer niño de Thomas Graal’, ‘Erotykon’ o ‘La leyenda de Gösta Berling’, donde descubrió a una joven actriz de teatro que luego desarrollaría una de las historias más legendarias del celuloide: Greta Garbo.
Stiller fue, de hecho, su descubridor, quien la bautizó con su nombre artístico y lanzó a la fama en Estados Unidos, adonde ambos viajaron reclamados por Louis B. Mayer. Gran ejecutivo de la MGM, el avezado productor no perdía hilo de nada que sucediera en la industria cinematográfica del otro lado del Atlántico. Atraído por la singular elegancia de sus filmes, Mayer le propuso a Stiller integrarse en sus estudios para rodar largometrajes en los que buscaba que se viera cierta impronta europea. El realizador aceptó a condición de llevar a Greta Garbo. La compañía dio el visto bueno. A partir de ahí, la leyenda.
En cambio, el director no tuvo un buen encaje en Hollywood. Acostumbrado a otro tipo de cine, a Stiller le abrumaron las dimensiones de las producciones de la MGM, su método de trabajo, las imposiciones desde arriba, pero estaba en Estados Unidos. Una cuestión era la impronta europea y otra perderse en el arte y ensayo. Y eso que el escandinavo era capaz de dirigir comedias de gran efecto comercial.
No sólo el fino olfato de Mayer había contribuido a que le contrataran, también Irving Thalberg, visionario y avezado a la par que autoritario, estaba entusiasmado ante la idea. El problema es que el realizador europeo discutió con ambos, y con gran parte del equipo, sobre la forma en que se orientaban sus producciones. Resultado: fue despedido en 1926. A partir de ahí, Stiller inició una carrera en solitario (también había roto con Greta Garbo) y volvió a Suecia donde murió de una pleuritis a los 45 años. Antes, dejó ‘Hotel Imperial’, su último filme, a las órdenes de la productora de Jesse L. Lasky. Tampoco es que tuviera buen ‘feeling’ con esta nueva compañía, aunque hizo un par de obras muy interesantes con ella. En realidad, aparte de temperamental, Stiller era un poeta sometido a un medio industrial y comercial que nunca llegó a aceptar. Desencantado y enfermo, nunca volvió a dirigir una película. También es cierto que ‘Hotel Imperial’ pudo dejarle exhausto. Para empezar, el guión tardó años en llevarse a la pantalla. Y luego hubo constantes choques entre el realizador, su equipo técnico y el reparto que, por cierto, hubiera encabezado Marlene Dietrich si no hubiera sido porque su demora en aceptar el contrato hizo que el papel cayera finalmente en manos de Pola Negri.

Ficha técnica:
Título: “Hotel Imperial”
Director: Mauritz Stiller
Guión: Jules Furthman
Reparto: Pola Negri, James Hall, George Siegmann, Max Davidson, Michael Vavitch, Otto Fries y Nicholas Soussanin
Fotografía: Bert Glennon
Productora: Paramount Pictures
Año: 1927
Duración: 85 minutos
País: Estados Unidos
Género: drama