• Los avances en el tema palestino del cual Arabia Saudita es un fuerte defensor.
• La participación de los Estados Unidos de una forma menos evasiva en el actual gobierno de Joe Biden.
• Abrir un frente de normalización a través de China que este tipo de propuestas le suman para sus intereses geoestratégicos.
• La necesidad de la diversificación internacional por parte de Arabia Saudita y donde la normalización con Israel le da voz para ser un actor que pueda tener criterio para interceder en temas importantes a nivel internacional.

A Israel en este tema le ha tocado ser nuevamente más frontal para conversar con su contraparte, y no lo hace mal. Los caminos que se trazan para lograrlo son diversos, las apuestas tienen riesgos que son enormes y los dividendos dependerán del abordaje que se dé y de lo que se ofrezca y garantice. Israel sabe que su ruta depende de los palestinos, de lo que ofrezca en diplomacia tecnológica, económica y comercial, y sin duda de seguir siendo más fuerte que sus vecinos para tener una carta escondida para no ser fácilmente vulnerado.