LOS PASOS DE SEFARAD EN EL NUEVO MUNDO, CON DAVID ROSENTHAL – Jamaica, “tierra de madera y agua” (llamada así por los aborígenes arahuacos), tiene una historia particular, pues fue no sólo descubierta por el navegante genovés -y seguramente sefardí- Cristóbal Colón, sino que también, se convirtió en propiedad o pequeño Estado de la familia Colón. La isla originalmente fue bautizada como Santiago en 1494. El hijo de Doménico Colombo y de Susana Fontanarossa, dio nombre a un lugar en Jamaica: la caleta de David.
Cristoforo Colombo -en italiano-, había descubierto ya San Salvador, las islas Juana, La Española, Dominica y Guadalupe, y San Juan Bautista, para terminar con Jamaica. Por cierto, en ésta fue donde tuvo lugar una anécdota bastante difundida en aquella época. Y, es que, el almirante Colombo, se encontraba atascado en su cuarto viaje en esta isla y los nativos no querían hacer caso a su petición de dar alimento y agua a los hombres que le acompañaban. Así que Colon utilizó los conocimientos de astrología que le había transmitido el rabino y astrónomo Abraham Zacuto, que le había legado a Colón unos almanaques marítimos que estaban ligados directamente con los sucesos astronómicos. Además, Colon tenia los almanaques del judío mallorquín Abraham Cresques, conocidos como: “Atlas catalán” o “Mapamundi de los Cresques” y el “Almanaque Regiomontano” del alemán Johannes Müller. El caso, es que Cristóbal Colón sabría que el 29 de febrero de aquel 1504 habría un eclipse lunar que oscurecería la tierra, y con el pretexto de ser la “ira de Dios” los nativos corrieron asustados a atender las peticiones del genovés.
Jamaica permanecería en manos de la corona de Castilla y Aragón hasta 1654, cuando Lord Protector Oliver Cromwell envió una campaña que arrebató la isla a los españoles. Sin embargo, dentro del periodo español, los sefardíes que llegaron junto a Colón (Luis de Torres, Ruiz de Triana, Maestre Vernal, etc.), se establecieron en estas paradisiacas islas del Caribe, conformando primitivas comunidades criptojudías. De hecho, fue en 1530 que Portugallo Colón, nieto del descubridor de este Nuevo Mundo, permitió a los judíos que escapaban de la inquisición asentarse en Jamaica y continuar con sus vidas y tradiciones. De la misma manera, la Inquisición no operó en Jamaica, convirtiéndose esta isla en un refugio para quienes huían de tan atroz persecución. Así que existió una tranquilidad para estas gentes que habían huido de España y de Portugal; y esta situación no cambiaría con los británicos, pues los judíos apoyaron la campaña de Cromwell, que envió al almirante William Penn y luego al general Robert Venables. Finalmente, la isla pasaría a convertirse en la Colina de Jamaica.
La comunidad judía de Jamaica fue dirigida por Josiau Hisquiam Pardo, rabino sefardí que venía de Salónica -Thessaloniki- importante enclave sefardí en el mediterráneo. De hecho, Bryan Edwards dijo que: “Los judíos disfrutaron casi prácticamente de los mismos privilegios que tenían los cristianos blancos”, algo que no era muy común, ni en Europa ni en América.