Judíos africanos (2ª parte): boers y campesinos de Lituania

MILÍM: LA HISTORIA DE LAS DIÁSPORAS, CON ALICIA BENMERGUI – La historia de los judíos en el Sur de África, como hemos visto, ha comenzado hace muchos siglos antes que se creara el estado de Sudáfrica. Una de nuestras fuentes principales para este texto es el escrito de los historiadores Richard Mendelsohn, Milton Shain y su libro “The Jews in South  África: An Illustrated History”, pero no es la única. Son varios los textos, porque la historia del pasado judío sudafricano está cruzada por la complejidad de sus integrantes y la pluralidad de sus posiciones ideológicas y religiosas. Y porque frecuentemente el abordaje del pasado histórico también está influido por las miradas del presente. De acuerdo a los historiadores mencionados, los primeros inmigrantes que se instalaron en los territorios fueron de origen anglo-alemán; por su pequeño número, altamente asimilados porque se habían integrado fácilmente en la comunidad blanca más amplia: por el desequilibrio de género, donde los hombres eran mayoría, y las mujeres judías muy escasas, todo esto hacía prever que para el futuro esta comunidad no iba a subsistir. Pero dos hechos posteriores derivaron en el crecimiento de la comunidad judía en lugar de su desaparición. El primero fueron los pogromos que comenzaron después del asesinato del zar Alejandro II. El segundo fue el descubrimiento del yacimiento de oro más grande jamás encontrado en el interior de Sudáfrica. El resultado fue que entre los tres millones de judíos que emigraron del este de Europa entre 1880 y 1914, cuarenta mil terminaron en Sudáfrica. La mayoría eran de la provincia de Kovno en Lituania. Estos judíos lituanos (litvaker) llegaron desde las regiones de Europa Oriental hasta el extremo sur de África arrastrando sus escasos equipajes, deteniéndose en Londres, donde la mitad de ellos se quedaron dos semanas en el refugio temporal de judíos en el East End. De allí se dirigieron a Southampton y luego a Ciudad del Cabo y formaron parte de las Landsmannschaften (sociedades fraternas de inmigrantes), comenzando una nueva vida, trabajando a menudo como cuentenikes (comerciantes itinerantes) o buhoneros. Un fuerte sentimiento antisemita se hizo sentir con prontitud para impedir la llegada de estos judíos. Temas como la eugenesia, la higiene social o la criminalística fueron utilizados para una fuerte campaña contra la presencia judía y el uso del ídish por parte de estos nuevos inmigrantes. Otro texto de historia nos habla de los judíos agricultores: el Boerejood (‘judío agricultor’) o Boerejode (plural) fue el término utilizado para identificar a los judíos sudafricanos que se habían asimilado al idioma y la cultura afrikáner de origen holandés. Esta identidad se diferencia de la de los judíos ingleses sudafricanos de varias maneras; su ubicación geográfica generalmente se encuentra en la periferia o en áreas rurales. La mayoría de estos inmigrantes provenían de Europa del Este, más específicamente de Lituania y Rusia, de áreas como Minsk, Vitebsck y Moguilev. Los judíos de Europa del Este estaban a favor de establecerse en el campo de Sudáfrica, ya que las áreas urbanas eran caldo de cultivo para el antisemitismo. Los judíos de Europa del Este que encontraron una base en las zonas rurales de Sudáfrica tendían a poseer un fuerte sentido de responsabilidad social y comunidad, características que se adaptaban perfectamente al estilo de vida rural sudafricano. La adopción de la lengua afrikaans por los judíos de Europa del Este a menudo se cita debido a sus relaciones amistosas con su entorno. No puede decirse lo mismo sobre las relaciones entre la población blanca judía y de habla inglesa. Mientras que los bóers recibieron a los judíos en sus granjas, las relaciones entre los ingleses y los judíos se limitaron al entorno urbano. Y esta historia continuó…

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